Todo encarrilado, porque no pudimos volar ya que nos cortaron las alas del avión y aun así nos fuimos. Y nos fuimos a conocer Barcelona. Porque teníamos muchas ganas e ilusiones puestas en ello y que sabíamos que la ciudad nos estaba esperando.
Y la ciudad no defraudó. Ni frío ni calor, el tiempo idóneo para movernos con facilidad y recorrerlo todo tanto por la tierra como por debajo de ella.
- Maletas
- Billetes
- Documentación
- Bolsos y bolsas
- Abrigos
- Gorros
- Guantes..
- Guía en mano y...
Viajeros al tren!
Sagrada Familia, Paseo de Gracia, Casa Batlló, Mercat Mercat Mercat.. Ramblas, Puerto, Catedral, Born, Jaume I... Todo retumba y se repite una y otra vez. Parque Güell. Metro, línea 3. Nos rascamos un poquito la cabeza porque el gorro pica un poco. Seguimos adelante. Foto aquí! Sonríe! Torre Agbar, Arc de Triomf, Santa María del Mar.. Foto, Foto!
Todo, una y otra vez.
Y Volvería.
Volvería porque Barcelona gusta mucho. Mucho muchísimo. Tanto, que se nos hizo corto. Tanto, que nos sabemos de memoria la línea 3 de metro y volveríamos encantados a subir y bajar escaleras. Tanto que por mucho que nos llegase a picar el gorro tendríamos un, dos, tres o cien mil motivos por los que reírnos.
Tanto... que sin darme cuenta pasé mi último fin de semana con 24 años en otra ciudad. Y me pongo nerviosa y cuento.
Cuento los minutos y las horas,
porque a estos 24 años le quedan menos de 24.