El gran pianista Sviatoslav Richter, admirador de la solista rusa que llegó a Oviedo para este ciclo, decía de ella que "es la encarnación de la honestidad en la música", y puedo hacerlo extensible a lo escuchado esta tarde invernal en el auditorio asturiano.
Las notas al programa de Arturo Reverter se titulaban "Prodigios orquestales", y es que las obras elegidas, todas del siglo XX, resultan auténticas obras maestras de la orquestación, comenzando nada menos que con la Obertura de Candide (Bernstein) para solaz de músicos, director y público, realmente colorista aunque tal vez les / nos pillase un poco fríos. La Oviedo Filarmonía está alcanzando con el maestro florentino un buen nivel de empaste y responde muy bien a cualquier repertorio, especialmente concertando tal y como comprobamos en el anterior concierto de enero. El ser la titular de este ciclo le está viniendo de perlas para afianzarse como la gran orquesta que todos los melómanos esperamos.
La Sinfonía concertante para violonchelo y orquesta en Mi m., Op. 125 de Prokófiev con Gutman de solista, corroboró lo antes apuntado, obra densa estrenada por su profesor Rostropóvich y que la rusa no domina como hace años aunque siga asombrando su fraseo y sonido, muy bien arropada por la orquesta que tuvo que trabajar de lo lindo en todas sus secciones (de las interioridades que me cuentan algunos músicos no pienso decir nada). Lírico resultó el Andante y algo más tenso el Allegro giusto para la solista, para dejarnos el Andante con moto como lo mejor en cuanto a concertación, una orquesta auténticamente coprotagonista con el cello embriagando tímbrica y melódicamente, pues no podemos obviar que no es un concierto sino una sinfonía concertante, matiz a tener en cuenta para entender la obra en su conjunto. Sin llegar a tachar la obra de "un tanto pesante, repetitiva y morosa" como hace Reverter, la interpretación escuchada salió a flote precisamente por la calidad de la solista y el buen hacer del conjunto. La propina bachiana nos retornó al magisterio de la Gutman con un sonido perfecto para la interpretación del padre de todas las músicas.
Sobre los cellistas en Oviedo habría para hacer todo un estudio pormenorizado, pues han pasado muchos y todavía quedan más: Asier Polo vuelve la próxima semana con la OSPA...