Sobre todo lo que creo

Publicado el 08 febrero 2016 por Miguel Ángel Jordán @M_A_JORDAN

Hola a todos.

Tras los ejercicios y sus respuestas (sé que hay gente que aún los está trabajando), quiero cederle la palabra a una de las colaboradoras de este blog.

Y para que sepáis algo sobre ella, os pongo aquí la información que ofrece en el pérfil de su página:

Bloggera, adicta a Pinterest y a los espaguettis. Experta en comerme la cabeza, ñoña de manual, algo impulsiva, algo romántica. Lectora empedernida, fan del maíz y la Coca-cola. Abonada a las noches de tarta y vino. Turismóloga, community manager y dependienta. Empecé a escribir de broma y hoy es mi pasión, mi verdadera vocación. Mi primer libro de relatos está en camino, mientras tanto, abre el archivo y empieza a leer. Bienvenido. Gracias por quedarte!

Me gusta mucho su manera de escribir porque está cargada de personalidad. En ocasiones, sus textos son todo un desahogo y, ¿no es esa una de las finalidades principales de la escritura? Habrá gente que coincida con su modo de ver el mundo y otros que no, pero… Cada uno es cada uno y, mientras hablemos con respeto, todos tenemos derecho a mostrar nuestras opiniones.

Y, sin más preámbulo, os ofrezco aquí uno de los escritos que podéis encontrar en su página. He quitado algunos párrafos (solo un par) para que no fuera demasiado largo. Si queréis ver el texto completo, podéis pinchar en el título.

SOBRE TODO LO QUE CREO

Llevo meses comprobando que parece extenderse demasiado una forma de escribir algo vulgar, plagada de palabras malsonantes, soeces y maleducadas. Igual es que yo soy la mojigata de las letras, o la que prefiere dejar una pequeña puerta abierta a la imaginación, o la que sigue prefiriendo que la escritura sea algo bello (aunque a veces meta algún taco). No sólo me refiero a un vocabulario demasiado obvio sexualmente hablando, me refiero a todo en general. Creo que muchas veces se emplea ese lenguaje con el único objetivo de conectar más rápido con el lector, en plan “Eh tío/tía, que aunque vaya de escritor profundo, en realidad hablo como tú, ¿nos hacemos colegas?” Y no me malinterpretéis, es evidente que todos queremos conectar, yo la primera. Y respeto a cualquier persona que tenga las narices de escribir artículos, poemas, libros, tuits, o lo que quiera de la forma que quiera, pero me escuecen los ojos cuando leo determinados textos. Y la verdad es que me río mucho con algunos de ellos, y ya sabemos que el objetivo de cualquier artículo es remover algo, lo que sea, y cada cual es libre de escribir como quiera, pero bueno… supongo que esto es una simple cuestión de gustos, y del mismo modo que alguien no soportará mis cursilerías, yo no soporto ciertas cosas. Sobre todo en momentos puntuales. Sobre todo si de lo que se habla es de mujeres.

No puedo leer nada que se refiera a las mujeres de una forma vulgar (aunque no sea con mala intención en algunos casos), con la torpe excusa del sarcasmo “inteligente”. Igual es que yo soy corta y no entiendo esa ironía tan poco fina o tal vez sea que perdí el sentido del humor entre tanta grosería.

Pero bueno, no me crisparé, porque además aún no he cenado y no me va a sentar bien despotricar con el estómago vacío.

Pero es que creo que esto se nos está yendo de las manos. Tanta tontería, tanta palabra que se grita para sumar estadísticas, tanta obviedad. Creo que las cosas se pueden decir de muchas formas, y que las más respetuosas siempre acaban ganando todas las batallas. Creo que permitimos muchas gracias que no hacen gracia. Creo que lo poco gusta y lo mucho cansa. Creo que las lecturas que te cabrean son las que acaban motivando los mejores post, así que gracias por la inspiración.

(…)

No sé. Supongo que es lo que tiene la afición del hablar por hablar, que crees que mientras alguien te escuche, sea por bien o por mal, ya es suficiente. Pero es que yo soy de las que piensan que algunas cosas ni son suficientes, ni son válidas, ni son honestas. Creo que cuando algo se convierte en habitual, no es que deje de ser especial, es que crispa, enerva, asquea. Creo que, como dijo una de las grandes, “La moda muere, el estilo jamás”. Creo que tanto fingir acabará con esta sociedad. Creo que me voy a ir a vivir a una montaña modoermitaña, sin tecnología, así ojos que no ven, cabreo que me ahorro.

Y es que creo que lo más sensato debería ser empezar a pensar más con el corazón y menos con el ego (creo que el corazón tiene que estar un poco harto de que siempre le nombre), porque creo que no utilizamos bien los recursos que tenemos, que no valoramos lo correcto, que estamos muy perdidos entre tanto #postureo.

(…)

Y creo que por más que me queje, no arreglaré el mundo ni lo llenaré el mundo de flores, así que me voy a cenar.

Muchísimas gracias a “la chica de los jueves” por su colaboración.

Un saludo

@M_A_JORDAN