Las alegres travesuras de Till Eulenspiegel, op. 28 son mucho más que un cuento, todo un poema sinfónica, casi música escénica llena de colorido instrumental, el segundo romanticismo puesto en manos del gran orquestador que lleva al máximo los registros de cada instrumento en un gran orquesta por efectivos (en ambos sentidos). Los matices, cambios de ritmo, distintos planos melódicos y todos los recursos sinfónicos fueron dibujándose desde la batuta de Jiří Bêlohlávek en una auténtica lección directorial, donde cada gesto tenía la respuesta exacta. Escuchar esta obra leyendo las notas al programa de Luis Suñén era completar la historia musical con las palabras idóneas para una interpretación pletórica.
Las alegres travesuras de Till Eulenspiegel, op. 28 son mucho más que un cuento, todo un poema sinfónica, casi música escénica llena de colorido instrumental, el segundo romanticismo puesto en manos del gran orquestador que lleva al máximo los registros de cada instrumento en un gran orquesta por efectivos (en ambos sentidos). Los matices, cambios de ritmo, distintos planos melódicos y todos los recursos sinfónicos fueron dibujándose desde la batuta de Jiří Bêlohlávek en una auténtica lección directorial, donde cada gesto tenía la respuesta exacta. Escuchar esta obra leyendo las notas al programa de Luis Suñén era completar la historia musical con las palabras idóneas para una interpretación pletórica.