Yo soy de esos que algún día sueña con poder viajar a Las Vegas y casarse vestido de Elvis. Y mi mujer vestida de Marilyn Monroe. No me da vergüenza admitirlo. Y cuantos más tópicos se junten mejor; comer en alguna hamburguesería, jugar en los casinos, ir en un descapotable. Soy hijo de la cultura americana, crecí con el American way of live como modelo, lo vi en las series de televisión, en los libros de detectives, en los coches, en la música. Todo es mejor si viene de América.
Y aunque sea un poco mayorcito ya para estar fascinado por algo tan falso como el estilo de vida americano, es algo que me sigue gustando, es algo que me tiene hechizado desde pequeño y que me resisto a dejar de ver con esos ojos con los que vi por primera vez Los Goonies, Regreso al futuro o Canción triste de Hill Street.
Cuando descubrí este -fascinante y apabullante- ensayo sobre Las Vegas que escribió John D´Agata en 2010 y que acaba de traducir la editorial Dioptrías, no pude aguantar las ganas de leer sobre uno de los lugares más emblemáticos de los Estados Unidos, una de las ciudades más famosas del mundo, uno de esos sitios que todo el mundo conoce a través del cine, la televisión o la literatura, un lugar donde se puede pasar de tenerlo absolutamente todo a no tener nada, o de no tener nada, a ser lo que siempre se había soñado.
Todo empieza cuando John D´Agata, ensayista, poeta y profesor de literatura creativa en la Universidad de Iowa se traslada un verano con su madre a Las Vegas, para ayudar a ésta a instalarse en la ciudad. El plan es ayudarla en el traslado y estar con ella mientras encuentra una casa donde vivir, después volverá a su casa. Pero una vez allí, conoce – a través de su madre- a un grupo de activistas medioambientales, y asiste a una de sus reuniones. Es ahí donde todo cambiara, porque es ahí donde descubrirá lo que es el Proyecto Yucca Mountain, un absurdo y surrealista y extremadamente peligroso plan, que pretende almacenar 77.000 toneladas de residuos nucleares en el interior de una montaña.
D´Agata, fascinado con el proyecto faraónico, decide investigar como se ha gestado una locura de tal magnitud, así que empieza a tirar de alguno hilos para responder preguntas técnicas como los 10.000 años que los residuos van a continuar siendo peligrosos, o tan sencillas como de quién eran los terrenos donde está Yucca Monutain. Preguntas absolutamente surrealistas –por las respuestas- como la advertencia que se debe poner en los terrenos de Yucca Mountain para que las generaciones futuras entiendan que no deben entrar en esos terrenos bajo NINGÚN CONCEPTO o preguntas tan incomodas como con qué se financia un proyecto de tal magnitud.
Las investigaciones de D´Agata son absolutamente increíbles, por las respuestas que recibe, por como las recibe y por la magnitud que encierran. D´Agata muestra la corrupción que envuelve todo el proyecto, el engaño al que se somete a la población, totalmente abducida por un gobierno que ha conseguido hacerles creer que las pruebas con bombas nucleares –apenas a unos km de sus casas- son una cosa buena para la ciudad o que los residuos que se van a enterrar en la montaña -¡a 150 kilómetros de su casa¡- no suponen ningún riesgo para su salud.
Todo el proyecto de Yucca Mountain es un insulto a la inteligencia humana, un montón de intereses políticos y financieros, un mesudalapolla a las generaciones futuras por parte de un gobierno instalado en la corrupción y en el ombliguismo. Y aun así nadie lo para, a nadie parece importarle salvo a un grupo de cuatro activistas medioambientales. D´Agata da con unos cuantos informes sobre la inviabilidad del proyecto, sobre las catástrofes que puede generar si se filtraran los residuos radioactivos al subsuelo de la montaña, hay informes independientes de todo tipo y sobre todas las maneras en que esos residuos pueden acabar siendo perjudiciales para la ciudad de Las Vegas y para el estado de Nevada. Pero hay muchos más, pagados por interesados, que dicen todo lo contrario, que dicen que los contenedores son seguros, que la montaña es segura, que el transporte de esos 77.000 residuos hasta Yucca Mountain es seguro aunque un camión estalle en el centro de la ciudad y pueda arrasar con la mitad de la población.
Pero aunque en Sobre una montaña, todo gira alrededor del proyecto de Yucca Mountain, D´Agata también reflexiona sobre la ciudad de Las Vegas, sobre su población, sobre el estilo de vida americano. ¿Sabíais que Las Vegas ostenta el índice más alto de suicidios del país? ¿Y que en la ciudad es un tema tabú que el gobierno se empeña en esconder?
¨En Las Vegas se suicida más gente de la que muere en accidentes de tráfico, de sida, de neumonía, cirrosis o diabetes…
Quizá sea esa la razón por la que la ciudad tiene el número de fumadores per cápita más alto del país. O la tasa de consumo de drogas entre adolescentes más alta del país. O el número más alto en Estados Unidos de arrestos por conducir bajo los efectos del alcohol. La tasa más alta de abandono escolar. La tasa más alta de hogares en bancarrota. Y el número más alto de divorcios de toda la nación, cada año.¨
¿O qué los recursos para los tratamientos de las enfermedades mentales son los más bajos de todo el país, pese a que la demanda es de las más altas de todos los Estados Unidos?
¿O que se cree que el lago que abastece de agua a Las Vegas se secará en doce años?
El libro de D´Agata está lleno de tantos datos apabullantes que te dejan con la sensación de que el ser humano es una enorme y devoradora garrapata que destruye todo lo que toca, de que vivimos sin importarnos el mañana o el prójimo, de que el hombre es tan absolutamente maleable e imbécil, que te preguntas como es posible que hayamos llegado a la luna.
Hablamos de una ciudad que construye un motel al que llama Atomic View Motel y que ofrece ¡las mejores vistas a las explosiones de Las Vegas! Una ciudad que tiene el concurso anual de Miss Bomba Atómica, que ofrece en sus Hoteles el Menú Atómico y donde se puede encontrar en sus peluquerías un peinado llamado el hongo atómico.
Parece que la población de Las Vegas tenga metida la cabeza en el culo y solo le importe cuanto tiempo se van a quedar los huéspedes en sus hoteles.
El libro es una auténtica delicia a todos los niveles, tanto en información, en datos, en ritmo, y por supuesto y muy importante, en estilo. D´Agata tiene un estilo claro y directo, conciso, con un aire un poco incrédulo, que recuerda mucho, por su manera de contar las cosas, a David Foster Wallace, e incluso en algunas ocasiones más gamberras a Palahniuk. Voces que narran el surrealismo hecho realidad, lo imposible haciéndose posible, la suma de absurdidades delante de nuestros ojos, delante de los ojos de todo el mundo. Un estilo entre el periodista profesional y el espectador al que se la acaban de caer las patatas fritas al suelo al ver lo que está sucediendo.
¿Y qué tiene que ver con todo esto un chico que salta desde el casino más alto de la ciudad? Hay un pequeño hilo conductor que une de manera prodigiosa todos y cada uno de los temas que se exploran en este libro, desde el desfile en honor del centenario de la fundación de la ciudad, hasta el último paseo que dio un chico de diecinueve años hasta la terraza del Srtatosphere, el casino más grande y ruinoso de la ciudad de Las Vegas. Todo tiene algo que ver, todo orbita en el mismo escenario cruel de egoísmo y corrupción.
No olvidéis, que todo es posible en Las Vegas.
Mención para la fantástica edición de la editorial Dioptrías, que, siendo este su primer libro del catálogo, han bordado una edición tanto exterior como interior exquisita, y una traducción a cargo de Carles Morera e Inmaculada C. Pérez Parra igualmente insuperable.
Sobre una montaña
John D´Agata
Editorial Dioptrías 2014
170 páginas.