Resulta triste ver nuestros pueblos y ciudades destrozados por el vandalismo, las paredes recubiertas de grafitis y pintadas, mosaicos y cerámicas arrancadas, bancos, papeleras y otro mobiliario urbano destrozado de manera premeditada y con ensañamiento, y especialmente los parques y jardines convertidos en campos de batalla arrasados por los modernos émulos de Atila y cubiertos de trofeos (botellas, plásticos, bolsas, etc...).
Pero más triste es la desidia administrativa, que de los millonarios presupuestos municipales haya para pagar no solo nóminas, sino boato, pompa y ceremonia, pero que los detalles y el mantenimiento diario que necesita la ciudad quede relegado a un segundo y olvidado plano.
Y si no que alguien me explique cómo, aun existiendo una incidencia, supuestamente aceptada y supervisada por el ayuntamiento de Córdoba, entre estas imágenes hayan transcurridos 6 meses sin el más mínimo arreglo, ¿Tanto cuesta arreglar un castillo infantil? Y encima agravando la situación gracias a un vallado perimetral que casi resulta más peligroso que el mismo castillo destrozado, ¿Nadie ha pensado en el peligro de un niño intentando saltar sobre dicho vallado metálico en un descuido de los padres? ¿Nadie revisa dicho cerramiento?
Señores míos del ayuntamiento, de nada sirve la tecnología y sus maravillosas herramientas, sino existen personas detrás que la gestionen, de nada sirve que anuncien a bombo y platillo la creación de un moderno sistema de recogida de incidencias urbanasa través de Internet, teléfono y de smartphones, si dichas incidencias se guardan en un cajón y no existe ni el dinero ni el personal para abordarlas. Mejor inviertan ese dinero de otra forma y no en engañar al ciudadano fingiendo un interés y una preocupación totalmente falsa y que es pura apariencia.