Sobreviví

Por Lectoraprofeymama

Al final el día mortal de trabajo que tanto estaba temiendo ha pasado, y solo me ha pasado la factura de todo un sábado de semiletargo en el sofá. No está mal.

La verdad es que al principio me enfadé bastante, porque el horario resultó ser diferente del que me habían dicho por teléfono y daba 12 horas de clase pero tenía que permanecer 13 horas y media en la academia. Una auténtica paliza. Salí de mi casa a las 7 de la mañana y no estuve de vuelta hasta las 10 de la noche. Menos mal que al menos mi marido se encargó de hacerme la cenita y pude quedarme dormida en el sofá antes de arrastrarme a la cama, que es justo lo que una necesita después de un día tan duro.

En fin, que en general, mirando atrás, ahora pienso que no fue para tanto (aunque ayer hubo momentos en que pensé que no iba a ser capaz de llegar hasta el final).