Vivimos como si se nos hubiese prometido la inmortalidad, sin ser conscientes de que nuestro tiempo es tan limitado que si no luchamos por conseguir lograr lo más extraordinario del mundo, cuando ya no estemos, parecerá que nunca hubiésemos pasado por aquí, que no fuimos más que otro humano más que sobrevivió, pero no vivió.
Hay que ser valientes y tomar la decisión correcta ( que suele ser la más complicada), focalizar la meta, pero quemar el camino con pasión, hacer que seamos infinitos, eternos, luces brillantes en la noche.
Podemos hacer mucho más, podemos crear, destruir, pensar, amar, imaginar... tenemos un poder que pocos seres más poseen. Tenemos el poder del cuestionamiento, de los sueños y del planteamiento. Somos lo que queremos ser, para bien y para mal.
Decidir dar el paso de vivir realmente, tan solo está en nuestras manos.