Durante la tarde de ayer sábado, muchos de nosotros experimentamos una sensación, que hacía tiempo que no sentíamos: no funcionaba nuestro Whatsapp.
LA APLICACIÓN con mayúsculas, que nos tiene conectados, o mejor dicho, hiperconectados con el mundo, familia, amigos, compañeros de trabajo, y un largo etcétera de contactos que pueblan nuestra vida. He de confesar que yo me enteré de la avería del servidor de Facebook (que acaba de adquirir Whatsapp) a través de otra red social: Twitter. De red en red y tiro porque me toca.
Esta reflexión ha servido para marcas como Coca-Cola, que ha basado su comunicación durante décadas en el valor de compartir y convivir, para desarrollar una campaña de buzz marketing, que cumple perfectamente su objetivo. Hacer ruido, convertirlo en algo viral, provocar carcajadas que nos lleven al punto de partida: qué bueno es compartir y mejor si es con Coca-Cola.
De esta forma la marca ha creado el Social Media Guard: un cono de la vergüenza que no nos permite usar constantemente nuestro móvil para consultar nuestras infinitas aplicaciones. Parodia que puede llevar a más de una reflexión sobre un futuro de hiperconexión, sobre el que se abren muchos interrogantes, además de fascinación.