Social media, la herramienta experiencial

Publicado el 01 abril 2012 por Dexposito @DA

Mapa de Relaciones de Facebook

A lo largo de los años, y en diferentes campos, me he encontrado con la delicada diferenciación entre ortopraxis y ortodoxia. La primera se basa en la experiencia, mientras que la segunda está basada en la doctrina.

A estas alturas conocemos las increíbles ventajas que tiene el Social Media para nuestra actividad, ya sea empresarial o sin fines lucrativos; o un simple proyecto, idea o movimiento (algunos no tan «simples»).

Sin embargo, más importante que sus ventajas, es cómo hacemos uso del Social Media.

La red está plagada de artículos enumerados: 5 formas de sacar partido a Facebook, 20 consejos para twitter, 10 formas de crear artículos enumerados; también de guías, manuales y cursos: La guía definitiva para Twitter.

Si nos preguntamos la procedencia del material de esos artículos o manuales, la respuesta sencilla: Otros artículo y/o la experiencia.

De todos los avances de los últimos años, las redes sociales pueden ser consideradas uno de lo mayores y más complejos; hablamos de algo orgánico, vivo. Hablamos de relaciones entre usuarios, de interacción, de viralidad; hablamos de un tejido vivo que conecta a todas los usuarios, para bien y para mal.

Pretender conocer esta red a través de manuales, artículos o un uso superficial es, cuando menos, pretencioso.

El conocimiento del social media es experiencial, nunca teórico.

¿Por qué? Sin mencionar los constantes cambios en las redes sociales que implementan sus propios desarrolladores y que hacen imposible mantenerse al día (y deja obsoletos todos los manuales en meses) nos encontramos con que el asombroso hecho de que el social media está compuesto por persona.

Vaya, increíble conclusión, ¿cierto? Y, a pesar de resultar tan obvio, es el punto esencial que tanto compañías como supuestos «community managers» están olvidando, que las redes sociales nos hablan de personas.

Las personas cambian, mutan, se mueven, desarrollan conductas, diferentes, caóticas, pero siempre con un patrón detrás de ellas. A estas personas no se les puede aplicar una plantilla estándar. Cada comunidad, cada grupo, se comporta de una manera diferentes y espera algo diferente de nosotros. E incluso dependiendo del momento, las necesidades también variarán.

En cierto modo, esta actitud no deja de recordarme a esas técnicas de marketing obsoleta, y el error que cometimos antaño al pensar que hay una sola estrategia de marketing para todo el público.

Frases como «¡Vamos a crear un TT!» o «¡Vamos a hacer esto viral!», son las que demuestran un profundo desconocimiento de las redes sociales como algo orgánico, vivo y cambiante.

Ahora, deja tus manuales, deja tus cursos, abre una cuenta en cada una de las redes sociales y sumérgete en ellas. Una cada vez. Dedica una mes a cada una de ellas. Observa a los usuarios, interactúa con ellos como usuario, no como organización. 

Ese tiempo, aunque a priori parezca inútil, te ofrecerá la perspectiva necesaria para exprimir esta enorme red neuronal de usuarios que están dispuestos a echarte una mano.