Los medios informativos afines al socialismo lamentan que Alfredo Pérez Rubalcaba perdiera esta semana el Debate sobre el Estado de la Nación frente a Mariano Rajoy.
Atenúan la derrota alegando que la democracia está agotada, diagnosticando las averías parciales del sistema –separatismos, corrupción-- como fallos multiorgánicos, cuando España está cimentada sobre una sólida armadura histórica, legal y constitucional.
El problema no está en que condenen a Iñaki Urdangarin, incluso a su esposa, o que Mariano Rajoy tenga que dimitir por cualquier retruécano de Bárcenas: Monarquía y PP tiene relevos preparados.
El problema es que sólo pueden gobernar el PP y el PSOE, y los socialistas están hundiéndose como todo el socialismo del sur de Europa.
Fuera de UPyD, los partidos minoritarios son fútiles, por independentistas y/o antisistema, o marxistomilagreros.
El fracaso de Rubalcaba no fue porque debatiera mal y Rajoy bien, sino porque le tocó sufrir la agonía del PSOE como partido español socialdemócrata, cohesionado, y con amplia oferta de relevos solventes, como tuvo hasta el portentoso advenimiento de Zapatero.
Rubalcaba fue puesto por el PSOE felipista junto a Z. para controlar sus iluminaciones y delirios, sabiendo que iban a salirle muy caros al PSOE, a España y, por poco, a la UE y al euro.
No pudo o no supo contenerlo, y la extremaunción electoral del 20N de 2011 – irónico aniversario del fallecimiento de Franco—se sumó al fracaso de los socialismos sureuropeos, salvados provisionalmente en Francia, que también empieza a desinflarse.
Mientras, y pese a cometer errores y romper juramentos electorales, Rajoy sigue la estrategia del capitalismo socialdemocrático que habría impuesto inevitablemente Rubalcaba de ser él gobernante.
La única vía posible para la España actual es esta de Rajoy, robada a su rival, y que ahora practica incluso Hollande, otro capitalista socialdemócrata.
----
SALAS