La imagen de Susana Díaz se me convierte en la mente en una choni poligonera que se acicala en plan reina por un día para acudir a esa especie de club de alterne que es el plató del programa.
La imagen de Pedro Sánchez me recuerda al macarrilla de barrio, vanidoso, presumido, que se escucha al hablar y se mira en las lunas de los escaparates y se sonríe, prendado de sí mismo. Y acude también al programa de televisión a buscar a la mujer que caerá rendida a sus pies y satisfará sus ansias de macho en celo a las primeras de cambio, como procede en ese programa.
Seguir leyendo en El Diestro…