Sociedad abierta. Manifiesto EOI
En todo contexto social no es casual que la escenografía del trabajo sea un reflejo y al mismo tiempo un dinamizador de la configuración de la enseñanza. En la sociedad industrial, tener cercados a los alumnos en la “escuela” servía a un modelo educativo basado en la exclusividad del acceso a la información y en la replicabilidad a grupos masivos en escala. Se desplegaba por tanto una representación muy similar a la producción en serie de la fábrica.
En la economía del conocimiento, provocada por la irrupción de las tecnologías de la información y la comunicación, la organización de los procesos productivos está generando y a su vez demandando cambios en las formas de trabajar y en consecuencia también en las maneras de aprender. Una de las diferencias principales de este paso de sociedad industrial a digital tiene que ver con la propiedad de ubicuidad que transforma la visualización de los tiempos y espacios en los que ambos realidades suceden: más allá de la fábrica y más allá de la escuela.
MANIFIESTO EOI: 10 ideas para aprender en abierto
En EOI asumimos el reto de transformación educativa con un Manifiesto que se publicará en el próximo número de la revista Arbor CSIC y que incluye diez ideas para aprender en abierto
1. La escuela es una plataforma
La escuela es un lugar abierto en el que se propicia la interacción. La generación de valor se mide por la capacidad de atraer talento.
2. El aprendizaje se soporta en valores globales y sostenibles
EOI propugna una visión ética de los mercados. La sostenibilidad económica, social y medio ambiental entreteje el proceso de aprendizaje de las competencias y habilidades profesionales.
3. Emprendemos. Hacemos, luego somos
Separar el aprendizaje de la realidad, o cuando menos de la práctica en la que se inserta, limita la experiencia hasta anularla. Cada alumno es diferente.
4. El mundo es la escuela
El aprendizaje se produce de manera expandida en cualquier lugar y en cualquier momento. Sólo hay una realidad que integra las experiencias presenciales y digitales.
5. Aprender es compartir
Aprendemos desde los hechos y desde las emociones. El aprendizaje colectivo enriquece las visiones de la realidad. La diferencia, la diversidad, es la primera fuente de riqueza y creatividad.
6. Los contenidos nos presentan, los datos nos acreditan
El único control posible de la calidad y actualidad de los contenidos formativos es su pública discusión. La transparencia es una cuestión de principios.
7. La pantalla transforma la experiencia de aprendizaje
Las tecnologías nos permiten humanizar y singularizar el aprendizaje. Cuanto más digitalizamos el diálogo y el acceso a la información, mas importante son los espacios físicos de relación.
8. Del diálogo con el cliente surgen las necesidades
Cuanto más talento involucremos en la identificación de los cursos y en la definición de sus contenidos, más cerca estarán de las necesidades reales del mercado laboral y de adaptarse a sus tendencias.
9. El escenario es global, la realidad es local
Las competencias vinculadas al territorio son determinantes para la competitividad global. La proximidad al cliente y la singularización de los productos determinan crecientemente la demanda.
10. Innovación social, innovación moral
Las principales oportunidades de negocio a las que nos vamos a enfrentar en los próximos años provienen de las necesidades de hacer el mundo más habitable y garantizar su sostenibilidad.
En el campo de la educación se ha dicho y escrito mucho en favor de este enfoque que nos muestra la EOI. Sir Ken Robinson tiene varios libros y videos sobre el tema con unas ideas muy interesantes. Lo que creo que es necesario es trasladar esa manera de pensar a la empresa. Apostar por una innovación social y que tenga un retorno no solamente monetario. Partir de un enfoque local que no pierda la perspectiva de que la tierra es plana. Comprender que es necesaria la apertura, no un sentido de responsabilidad, sino incluso por el beneficio propio de la empresa, por acceder a nuevas fuentes de conocimiento y nutrirlo con nuestras aportaciones.
Creo que hemos de dejar ya de lado la idea de que la empresa es el fin y entenderla como el medio, la plataforma donde hacer que pasen cosas y que esas cosas tengan una consecuencia, a ser posible beneficiosa, en la vida no sólo de sus trabajadores, sino también de los clientes y no clientes. Y no hablo sólo de RSC, sino de meter esta idea, este sentimiento en el ADN de las empresas, no sólo como un agregado de marketing, comunicación o “estrategia de bondad visible” que es en muchas ocasiones la RSC.
Resulta también interesante ver hasta qué punto este decálogo refleja la filosofía de la empresa abierta. El cambio de enfoque y perspectiva es fundamental, así como la asunción de la pérdida de control sobre mucho de lo que creemos que se basa en la propiedad, como la información.
Lo dicho, un decálogo muy interesante que va más allá de la escuela y la formación.
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