Hagamos examen de conciencia. Como sociedad, qué valores estamos transmitiendo a nuestros niños? Racismo, homofobia, violencia, hambruna, consumismo desorbitado.. No! No quiero que mis hijos crezcan en un mundo así! Siento un impulso de interponerme entre la sociedad y mis hijos.. y eso es agotador.
En primer lugar me preocupa el tema del racismo por lo habitual y "bien visto" que está en nuestros días. Demasiado a menudo oigo comentarios racistas y/o xenófobos y nadie se inmuta por ello, es mas, no falta quien asiente mostrando su total conformidad con lo dicho. Siempre he sido muy sensible a este tema.. para mí, las fronteras, las banderas.. no hacen ningún bien a la humanidad. Cuántas personas han muerto en su nombre! La globalización nos ha mostrado a todos la diversidad del ser humano, la maravillosa riqueza del ser humano.. y esto, lejos de unirnos nos ha hecho aferrarnos más aún a lo nuestro, a los nuestros y rechazar a los que no son como nosotros, a los que no hablan como nosotros, a los que no buscan lo que buscamos nosotros, .. a qué tenemos miedo?
No quiero que mis hijos crezcan creyendo que lo que oyen es cierto, que ellos son mejores y tienen más derechos que otros.. o al revés! que ellos son peores y tienen menos derechos que otros. Y me esforzaré en afinar mi forma de hablar para eliminar cualquier matiz en mi lenguaje que de lugar a diferencias raciales.. porque el lenguaje usado conlleva una actitud subliminal que cala muy hondo. Es fundamental para vivir desde la solidaridad y la compasión referirnos a las personas como personas, no por el color de su piel o de su etnia o de su país de origen. Los niños no saben de estas cosas y solo lo aprenderán del entorno. Este verano estuvimos unos días en un hotel lleno de gente de todos los sitios. Mi hija conoció a otra niña de la que no llegamos a saber su nacionalidad y no se entendían nada pero se entendían a la perfección.. para ellas no existían diferencias.. se comunicaban desde un sitio del que los adultos ya nos hemos olvidado, un sitio más cerca del corazón.
Compasión , solidaridad.. diría que son valores innatos en el ser humano. Y aunque hablo y pienso en transmitírselos a nuestros hijos más bien consistiría en dejar que se manifiesten, en no destruirlos.
La compasión me gusta entenderla como lo hacía Gandhi al referirse a la expresión del ser humano cuando renuncia a la violencia en su corazón. La compasión es una forma de estar en el mundo y comunicarse con los demás. Y en estos días que corren.. no es muy popular. Solo hay que ver todos esos horribles programas del corazón, que lamentablemente sí cuentan con una gran popularidad, en los que sus protagonistas no se caracterizan por una comunicación compasiva precisamente.. sino todo lo contrario, se comunican con una violencia explícita llena de juicios de valor, mentiras, falta de respeto, desvalorizaciones, .. y, ya conocéis el dicho "somo lo que comemos" y no solo nos alimentamos de comida ¿de qué alimentas tu alma? ¿de qué alimentas tu corazón? pues eso..
A mí, quedarme en una actitud compasiva me exige un gran esfuerzo de consciencia porque no es mi estado natural.. en mis patrones está el responder con violencia a la violencia. Algo en mí se programó hace tanto tanto tiempo que para mí es "siempre" y aunque no es mío forma parte de mí. Pero me merece la pena el buscar la forma de desactivar ese receptor-actuador sin que me haga daño porque no soy yo solamente la beneficiaria.. lo es mi compañero, mis hijos, mis familiares más cercanos, los amigos con los que comparto el día a día,.. lo es el mundo. No creéis que bien merece la pena el esfuerzo?
En nuestras vidas de madres y padres se nos presentan multitud de oportunidades para cultivar la compasión. Este es un valor que requiere de mucha empatía para poder reconocer los sentimientos de fondo que experimentan nuestros hijos cuando en el exterior solo se ve ira, frustración, rabia, .. todos esos sentimientos que nos llevan a reaccionar con la misma ira, frustración y rabia hacia ellos. Un ejemplo típico es cuando el sueño les puede y están, para entendernos, insoportables. Les daremos una gran lección de compasión si no reaccionamos frente a sus "provocaciones" y les acogemos con comprensión y cariño. Solo sintiendo su "sufrimiento" podremos actuar de esta forma.
Y la solidaridad.. suena a ONG pero no hace falta irse no-se-cuántos-meses a no-se-qué-país para ser solidario. Porque solidaridad es dar sin esperar nada a cambio, ni siquiera reconocimiento. Y ésta es una actitud que hoy en día brilla por su ausencia pero si alguien es capaz de dar sin esperar nada a cambio, esas son las madres y los padres. Sin embargo en nuestro afán por educar unas veces, por conseguir una determinada conducta de nuestros hijos otras o por necesidad de que se reconozca nuestro trabajo como madres y padres.. el día a día está lleno de actos insolidarios hacia y para nuestros hijos que a la larga pueden acabar con esa solidaridad natural que hay en ellos.
Cuando insistimos a un niño para que comparta su juguete llegando incluso a quitárselo de las manos para dárselo a otro.. estamos impidiendo que el niño conecte con el sentimiento de solidaridad que alberga en su interior y dé de corazón. Lo deseable para mí es que mi hijo llegue algún día a dar de esta forma.. no que de ahora mismo su juguete. Para llegar a esto los padres debemos confiar y esperar a que suceda sin interferir. Y tan difícil como dar puede resultar recibir. Se recibe desde el mismo sitio que se da.. desde el corazón. Diría que la mayoría de los adultos no sabemos recibir sin sentir que estamos en deuda.. y esto se lo trasmitimos a nuestros niños. No deja de haber quién además aprovecha la situación para dar "una lección".. "ves que niño tan bueno que te deja su juguete.. no como tu.. que antes no le has dejado el tuyo".. os aseguro que he llegado a oír ésto.. y son frases de este tipo las que destruyen los sentimientos solidarios en un niño.. aprendiendo éstos a dar únicamente para recibir.. y por lo tanto el recibir se convierte en un acto sospechoso.
Cuando una madre dice a su niño "he hecho arroz por ti" con un tono que dice "así que ya te lo puedes comer todo" le está enseñando que el recibir puede convertirse en una carga pesada.. cuando debería ser un acto de amor. Si hemos hecho arroz a nuestro hijo porque sabemos que le gusta no lo estropeemos aprovechándolo en beneficio nuestro.. porque desde luego, el hacer comer a un niño más allá de su sensación de saciedad o apetencia no le hace ningún bien.. y solo conseguiremos que se quede con sentimiento de culpa o que no valore el que hayamos pensado en el a la hora de cocinar. Y si resulta que no hemos puesto arroz pensando en nuestro hijo.. no le engañemos! El chantaje emocional es muy dañino.. y nos aleja del amor incondicional.
Os contaré algo.. estando en la uni empecé a tomar consciencia de lo que yo llamo mimicromundo, esa parte del mundo que podía cambiar con mis actos, mis pensamientos, mis proyecciones. Pensaba que yo sola no podría hacer del mundo entero un lugar mejor.. pero si lo podía hacer con mi micromundo. Y esto es algo que siempre he tenido muy presente. Y ahora.. después de ser madre.. me he dado cuenta de que mi micromundo se ha ampliado en el espacio y en el tiempo! Esto es maravilloso! Si dejo dos personitas en este mundo con una buena base de amor, de respeto, solidarias, comprometidas con el ser humano.. el mundo será 2 personas mejor! Sé que ellos son quienes son y no lo que yo quiero que sean y esa es precisamente la idea.. dejarles ser ellos mismos.. no mis miedos, ni mis fobias, ni mis sueños frustrados. Ya lo he dicho en otras ocasiones.. confío en que una persona tratada con amor y respeto se relacionará con el mundo desde ahí mismo.
Esta sociedad necesita urgentemente un cambio de valores..y el cambio empezará individuo a individuo.. cada uno de nosotros tenemos mucho que hacer.. y podemos empezar por revisar nuestros propios valores y ver qué aportación hacemos con ellos a nuestros hijos y por extensión al mundo. Nunca es tarde para cambiar algo. El primer paso es tomar consciencia, el segundo elegir el camino y el último coger aire y saltar!