Correré el riesgo de que este blog parezca una versión joven de Saber Vivir para contar que en lo que llevamos de fin de semana hemos hecho ya dos visitas a urgencias (toquemos madera para no ir una tercera, que todavía queda domingo).
La noche del viernes al sábado mi marido se despertó con un dolor intensísimo en un riñón que no podía ni enderezarse. Eran las 5 de la mañana y no sabíamos muy bien si ir a urgencias o esperar, por no despertar al niño o, alternativamente, a mis suegros. Optamos por lo segundo y mi marido se fue a urgencias con su padre, donde le diagnosticaron un cólico nefrítico.
El bebito el sábado no tuvo buen día. Se despertó apenas media hora más tarde de que su padre volviera del hospital, cuando nosotros estábamos como si hubiéramos regresado de una noche de fiesta. Estaba de buen humor pero muy quejicoso, todo el rato con el dedo en la boca. Considerando que sólo se chupa el dedito para consolarse / dormir, me quedaba claro que algo le dolía o se encontraba mal. Además, con la congestión que tiene, ayer tenía ya dificultades para comer y para dormir. Pero como yo había sido previsora y el viernes había pedido cita para la pediatra el lunes por la tarde, estaba relativamente tranquila.
Baño, cena más o menos decente, y a dormir. Cayó frito casi en el acto a las 20h aunque se quejaba en sueños. Los quejidos fueron en aumento, aunque seguía dormido, por lo que a las 22h le digo a mi marido que entre conmigo a la habitación que voy a darle ibuprofeno y a levantarle el colchón para que respire mejor. Cual es nuestra sorpresa cuando le encontramos completamente bañado en sudor y ardiendo: 39º C.
Le quitamos la ropa y le dejamos sólo con el pañal, le damos ibuprofeno y a esperar a que baje. El pobre abría los ojitos a ratos, en brazos de su padre, y sólo decía, muy bajito: ayyyyyy. ¡Qué lastimilla!.
Lo bueno es que bajar bajó enseguida y a las 23.15h tenía 37.5º C, por lo que pudo seguir medio durmiendo (él, porque nosotros nos hemos estado levantando a cada hora a controlar). Toda la noche con fiebre, no tan alta, pero sí más de 38.5, así que teníamos claro que a primera hora de la mañana iríamos a urgencias.
Domingo por la mañana, segunda visita del fin de semana a urgencias. No sé si a la tercera visita nos harían una tarjeta VIP, lo tengo que preguntar... Yo iba pensando a ver si nos tocaba un George Clooney para alegrarnos el día, pero no. Y no lo digo por belleza (que también), sino por simpatía. Un poco más y le mando a hacer puñetas al pediatra sieso que nos ha atendido, que parecía que le daban alergia los niños, sólo le ha faltado tocar a mi hijo con un palo para no arrimarse mucho. En fin, al menos han sido rápidos y eso que ha habido análisis de orina de por medio. La conclusión es que continúa con infección en la garganta y el oído, por lo que nos han mandado un nuevo antibiótico.
Cruzaremos los dedos para quedarnos como estamos. ¡Ya me conformo con poco!.