Socrates y las opiniones inútiles

Por Aliado
A propósito del gran revuelo que han causado las "opiniones" del escritor Ivan Thays sobre la gastronomía peruana, quiero recordar una anécdota muy conocida de Sócrates, y los requisitos que según éste gran filósofo griego debía tener toda opinión y/o información que querramos comunicar a los demás.
La historia cuenta que Socrates estaba caminando y de pronto, uno de sus discípulos llegó corriendo a contarle algo.
— Maestro.
— ¿Qué sucede?
— Tengo algo que decirle.
— Antes de que me lo digas, quiero hacerte tres preguntas. Si la respuesta a alguna de estas interrogantes es negativa, no es necesario que me digas nada. La primera pregunta es: Lo que me vas a decir, ¿es verdadero?
— No lo sé, no estoy seguro.
— Con eso bastaría para que no me lo dijeras. Aún así te haré las otras dos preguntas. La segunda es: Lo que me vas a decir ¿es bueno?
— No Maestro, no es bueno.
— Finalmente, lo que me vas a decir, ¿es útil?
— Ciertamente no es útil.
— Entonces mejor sigamos caminando.

Cuando uno emite una opinión adquiere una responsabilidad sobre lo que va a decir. Con mayor razón cuando uno las emite en uno de los blogs del Diario "El País" de España, que son leídos por miles de personas en todo el mundo. Queda claro entonces que, antes de emitir sus "eruditas" opiniones respecto a la comida en el Perú, Thays debió reflexionar sobre si lo que iba a decir era "verdadero, bueno y útil".