El 15-M ha seguido evolucionando, pero su espíritu sigue vivo en el seno de las diferentes expresiones que ha adquirido. Además de Madrid y Barcelona, también salieron a la calle en las principales ciudades del país, siguiendo el llamamiento de los indignados franceses que desde la Place de la Republique se organizan en contra de la reforma laboral tramitada esta semana en el país galo. En Barcelona, hubo otra concentración en la plaza de Catalunya, partiendo hacia la Plaza Universitat tras realizar una 'sentada' ante la sede de la Comisión Europea (CE) en el paseo de Gràcia para reclamar la defensa de los derechos humanos de los refugiados.
“Hoy –se proclamó en la lectura de un comunicado, en Madrid, en el que se subrayó que el 15-M “no tiene líderes” y que es “un movimiento global”, con implantación en países de todo el mundo–, celebramos mucho más que un aniversario, celebramos que seguimos en pie…”. Miembros del sindicato Andaluz de los Trabajadores, que llegaron a Madrid a pie para reclamar la libertad de Andrés Bódalo, concejal de Jaén condenado a prisión por agredir en 2012 al teniente de alcalde socialista de la localidad de Jódar, se sumaron a los manifestantes de la Puerta del Sol en donde cinco años antes, se colgaron carteles y consignas, carteles y consignas en los andamios que cubrían los edificios. Andamios que ahora portaban grandes anuncios publicitarios. La plaza se volvió a llenar de miles de personas y de gritos de “sí se puede”, “lo llaman democracia y no lo es” o “no nos representan”. Manifestantes que concluyeron la concentración en el centro de Madrid con una asamblea abierta y con un 'grito internacional', con el que se sumaban al movimiento de protesta 'Global Debout'. El nuevo movimiento de indignados en Francia ha renovado las fuerzas de la protesta española y de la convergencia de las luchas.La explosión del 15-M que duró varios meses hasta que se asentó y se difuminó, los implicados aseguraron que el movimiento nunca desaparecía del todo. La protesta pasó de ser un grito genérico a especializarse en diferentes corrientes. Así nacieron las mareas, que se enfocaban en luchas específicas, como el caso de la marea verde (educación), la marea blanca (sanidad) o la marea granate (emigración). “Una de las señas de identidad del 15-M –escribe hoy Andrea Mingorance– fue la insistencia en mantener la participación en las plazas y no en las instituciones. El movimiento huyó de personalismos y se negó a entrar en un sistema político ante el cual no se sentían representados. Sin embargo, el estallido de la indignación mostró una ventana de oportunidad dentro de la cual han surgido varios partidos. Uno de los primeros fue, en 2013, el Partido X, que se presentaría luego a las elecciones europeas y obtendría 100.561 votos”. Pero, sin duda, ha sido Podemos quien ha logrado capitalizar más el camino señalado por el 15-M. Aunque Pablo Iglesias ha reconocido que su implicación con el movimiento tuvo más que ver con un análisis desde 'La Tuerka', otros integrantes del partido sí participaron directamente en las manifestaciones a través de los colectivos organizantes, como Juventud Sin Futuro.
“La conmemoración –precisa Iván Gil en El Confidencial–, precisamente, se ha impuesto sobre la reivindicación. Los manifestantes y colectivos vinculados al 15-M han hecho una demostración de autoafirmación. Todos ellos han mutado o evolucionado en el último lustro. Muchos de ellos han saltado a la política representativa. Otros han engordado los movimientos sectoriales: lucha por la sanidad pública, la educación, la vivienda... El ‘sí se puede’ del que bebió Podemos ha confluido sin mayores tensiones con el ‘no nos representan’. Solo un espontáneo que increpó al fundador de Podemos, Juan Carlos Monedero, mientras realizaba declaraciones a los medios de comunicación, rompió por un momento la convivencia entre los que apostaron por la vía institucional y aquellos que siguen reivindicando el carácter apartidista con el que nació el movimiento”.