Con la aparición de juguetes cada vez más complejos, y debido a la toxicidad del plomo y de las pinturas que los cubrían, fueron cayendo en desuso. Ahora son codiciados por coleccionistas nostálgicos.
En el Museo del Juguete de Figueras (Gerona) me encontré con esta compañía de fusileros, y también con este simpático domador de circo.