Solemnidad de la Epifanía

Por Alvaromenendez

Qué se celebra en la solemnidad de la Epifanía del Señor (día 'de Reyes')

Ghirlandaio (1449-1494)
Adoración de los Magos


Epifanía: la solemnidad poco comprendida

A pesar del sentir común, el día de la solemnidad de la Epifanía del Señor no sólo se hace memoria de la adoración de los Magos. Es más, ni siquiera se trataría de eso, pues lo que importa realmente es la manifestación de Dios en el Verbo encarnado, que es precisamente lo que suscita la adoración de los tres sabios venidos de Oriente. La Liturgia de las Horas nos recuerda a qué tres manifestaciones singulares de Cristo dirige hoy su mirada la Iglesia. Esto queda claro si, por ejemplo, leemos atentamente la antífona del Benedictus de este día, que reza:
«Hoy, la Iglesia se ha unido a su celestial Esposo, porque, en el Jordán, Cristo la purifica de sus pecados; los magos acuden con regalos a las bodas del Rey, y los invitados se alegran por el agua convertida en vino»
El bautismo de Jesús, el episodio de los magos y las bodas de Caná son, pues, las tres manifestaciones -'epifanías'-, que recordamos en este día. Atención a la referencia, que puede resultar extraña, que dice que «los magos acuden a las bodas del Rey»; esto significa que el Hijo eterno, al tomar carne humana se desposa con la Iglesia, a la que da inicio. Ella es su Esposa y su Cuerpo, ella es por quien, ya desde el pesebre, ha empezado a entregar la vida. Cristo se desposa con la humanidad para rescatar al hombre caído. Es también hermosa la idea contenida en este otro adagio, con el que algunos expresan el rico contenido celebrado en este día.  Dicho adagio se lo escuché a Manuel González López-Corps, y dice, refiriéndose a los sabios de Oriente: «Vinieron magos y se fueron reyes»; es decir, queda subrayada la categoría delencuentroQuien se encuentra con Cristo experimenta la vida nueva y recibe el espíritu de realeza. Uno es alguien completamente diferente antes y después de encontrarse con Cristo (sin perder su identidad y su ser personales, evidentemente). Él nos hace, por el Bautismo, sacerdotes, profetas y reyes. Al igual que los tres santos reyes, cuyos cuerpos se veneran en la catedral de Colonia, nosotros obtenemos gracia tras gracia del encuentro con Cristo: Él es el verdadero regalo, el primordial don, por ello oro, incienso y mirra le son ofrecidos. Es necesario insistir y ahondar en estos aspectos que se celebran en esta solemnidad, que gran parte del pueblo cristiano desconoce totalmente y que, desgraciadamente, tampoco son predicados en las homilías.

Relicario con los restos de los tres Santos Reyes de Oriente
Catedral de Colonia