O lo que es lo mismo, dar gato por liebre. Esto le ha ocurrido a un ciudadano canadiense, que con una enfermedad severa que le hace totalmente dependiente solicitó atención domiciliaria para aliviar el sufrimiento, lo único que le ofrecieron fue la muerte asistida.
Pero eso no es todo, en la sala de espera de un hospital de Canadá se promociona directamente la eutanasia. Cuando el miedo al sufrimiento, la aprensión, el dolor, y la depresión suelen ser mayor, la única solución es una mano "amiga" para terminar con la vida. Según cifras del Gobierno, más de 3.700 personas han muerto por suicidio asistido desde que se legalizó esta práctica en junio de 2016 hasta fines de 2017. Dejo aquí el enlace para una información más detallada.