Viví en Cuba dos largos años como corresponsal extranjero y pude comprobar cómo entiende el comunismo la "igualdad". Mientras que el pueblo vivía envuelto en necesidades, miseria y hambre, los dirigentes eran semidioses que disfrutaban de comida abundante, regalos del régimen y todo tipo de equipos importados en secreto de la Zona del Canal de Panamá.
Recuerdo que una noche, viajando en avión con el por entonces era líder de Panamá, Omar Torrijos, me pregunto ¿A que no sabes qué país es el mejor cliente de la Zona libre del Canal? Yo le respondí que Estados Unidos o México, pero se rio y me dijo: "Cuba, desde donde no paran de importar televisores, equipos de sonido, champagne y otros lujos". Me quedé sorprendido y le respondí "Pero si yo he vivido en Cuba dos años y nunca vi eso en las tiendas cubanas, Entonces me dijo: los importan para ellos los dirigentes de esa revolución "igualitaria".
La resurrección del liberalismo no sólo es la receta que España necesita con urgencia para abandonar la senda que marca la izquierda hacia la decadencia, la pobreza y la esclavitud, sino que también es la receta imprescindible para amplias zonas del mundo donde el comunismo se abre camino y avasalla a pueblos enteros, especialmente en América Latina.
El avance del comunismo, que en muchos aspectos es la antítesis del liberalismo, sólo se explica porque el liberalismo, hoy más necesario que nunca, ha sido desterrado. No se trata de crear un partido liberal y de votarlo para que gobierne, sino de impregnar de liberalismo a los partidos y a la sociedad, lo que equivale a impregnarlos de libertad y democracia, ya que la democracia es un invento genuinamente liberal.
La propaganda eficaz de las izquierdas ha impuesto la falsa idea de que el liberalismo beneficia a los ricos y perjudica a los pobres, pero se trata de otra de sus poderosas mentiras. Los países liberales se han desarrollado más y son hoy prósperos y libres.
España necesita con urgencia extrema un rearme liberal que defienda al individuo frente al colectivismo y de los muchos abusos que está sufriendo a través de gobiernos invasivos y obsesionados con el poder, que imponen la censura, el rastreo, el control, la violación de la vida privada, prácticas corruptas, despilfarro, crecimiento descontrolado del Estado y todo tipo de mentiras, engaños y utilización de las tecnologías para dominar.
La falta de respeto por la libertad humana, propia de las izquierdas totalitarias, y la hipertrofia de un Estado avasallador que fabrica esclavos tienen que ser frenadas por el derecho individual y el aprecio a la libertad humana, basados en un intenso rearme del liberalismo y la ética.
En España se dan todas las condiciones para que el liberalismo resucite y se haga fuerte en la política, no sólo como salvador de las libertades amenazadas, sino también como salvador de la patria y de la economía, destruidas cada día por los que consideran el Estado como propio y lo utilizan para someter y dominar. Es urgente y vital incorporar a nuestras vidas las tres esencias del liberalismo, que son: el respeto irrenunciable a los derechos y libertades ajenas, el protagonismo del ciudadano y el control de un Estado que necesita estar siempre vigilado y controlado.
En teoría, el liberalismo es uno de los componentes ideológicos de la derecha española, pero en la práctica ha sido totalmente erradicado del PP y sustituido por tendencias socialdemócratas que han hecho del Partido Popular una formación que se parece demasiado al PSOE en su gestión del poder, por su intervencionismo, su escaso respeto a la democracia y al protagonismo ciudadano, su escasa defensa de las libertades individuales y sus tendencias colectivistas y autoritarias. A la derecha española sólo le queda del liberalismo su intención de bajar los impuestos y de proteger el tejido empresarial, a pesar de que bajo el mandato de Rajoy ninguna de esas dos tendencias liberales fue respetada.
La huida del socialismo español hacia el radicalismo y la extrema izquierda, acelerada de manera suicida por Zapatero y Pedro Sánchez, unida a la decepción profunda que está causando la derecha española del Partido Popular, que se ha alejado de todo atisbo de liberalismo para practicar políticas socialdemócratas y estatalistas, dejan el espectro político español huérfano de un liberalismo que hay resulta imprescindible para recuperar el pulso de la nación y ese ambiente de libertad que permite el desarrollo de la prosperidad, las personas y las empresas.
Contra el feminismo protegido por el gobierno, contra el derroche de las subvenciones, que superan los 120.000 millones de euros cada año, concedidas sobre todo a los amigos del poder, contra la censura, la mentira, el Estado inflado e insostenible, lleno de enchufados y colocados innecesarios, la corrupción galopante, el abuso de poder, los impuestos abusivos, la invasión de la intimidad, el ataque a las libertades, la protección descontrolada de okupas e inmigrantes ilegales, el apoyo estatal al separatismo transgresor, el terrorismo callejero y la división galopante, maldades y vicios impulsados desde el totalitarismo de las izquierdas desbocadas, no hay otro remedio tan eficaz como el rearme ético y la exaltación de las libertades que el liberalismo siempre trae consigo.
Sin un rearme ético y liberal, España está perdida.
Francisco Rubiales