Por Francisc Lozano*
Si buscas resultados diferentes, no hagas siempre lo mismo.Albert Einstein
Hace más o menos un año se discutía vehementemente una reforma tributaria que –según Mauricio Cárdenas, ministro de Hacienda y proponente de la misma- debía asegurar una muy buena calificación que significaría mayor inversión extranjera en el país, mayor estabilidad económica de los hogares, una reducción significativa del déficit fiscal y un mayor crecimiento de nuestra economía.
Se acabó el 2017 y, aunque pueda parecer un esfuerzo inútil porque los colombianos tenemos memoria de teflón y seguiremos eligiendo a los mismos corruptos de siempre o a otros peores, quiero hacer un intento por recordar algunos hechos que si no nos extrañan por su naturaleza –que es asquerosa per se-, deberían causarnos repudio porque ocurren todos en este pequeño pedazo del Universo llamado Colombia.
Hace más o menos un año se discutía vehementemente una reforma tributaria que –según Mauricio Cárdenas, ministro de Hacienda y proponente de la misma- debía asegurar una muy buena calificación que significaría mayor inversión extranjera en el país, mayor estabilidad económica de los hogares, una reducción significativa del déficit fiscal y un mayor crecimiento de nuestra economía.
Eso decía Cárdenas. La realidad, no obstante, demostró que no sólo Cárdenas estaba equivocado, sino que su manejo de la economía nacional en conjunción con el Banco de la República ha sido un verdadero fiasco (la devaluación del peso es insostenible, el déficit fiscal aumenta, la inflación –aunque pequeña- ahoga a las clases económicas más vulnerables, y nuestra dependencia de la exportación de hidrocarburos es, sencillamente, un llamado a la desgracia). Respecto a la reforma, ésta no sólo no cumplió con las pretensiones del Gobierno, las instituciones multilaterales (FMI, BID, BM) y las calificadoras internacionales, sino que agravó la situación económica de millones de colombianos de la clase media y los estratos más vulnerables del país. Así resumió Standard & Poor’s el desastroso desempeño de la economía nacional: La combinación de un crecimiento más débil de lo esperado en 2017 y la dependencia parcial de ingresos extraordinarios para compensar el bajo desempeño de la reforma impositiva de 2016 demuestran la dificultad de reducir gradualmente el déficit general del Gobierno para cumplir con la regla fiscal de Colombia.Es decir, que la reforma no sólo no sirvió para eliminar el déficit fiscal que la mala gerencia de Cárdenas, Óscar Zuluaga y Santos ha causado, sino que la empeoró porque obligó a los hogares a gastar menos (el Iva aumentó al 19%) ya que todos los precios subieron de manera generalizada. Sólo en Colombia hacemos una reforma tributaria para mantener una calificación y no sólo no la mantenemos, sino que la empeoramos.
Sólo en Colombia, el ministro de Defensa declara que parte del genocidio que están viviendo los líderes sociales y defensores de derechos humanos por parte del paramilitarismo obedece a problemas amorosos o, como él lo dijo: “líos de faldas”. Sólo en Colombia el Gobierno no llama a esos criminales paramilitares para no tener que cumplir con su responsabilidad de no sólo proteger a los ciudadanos, sino de indemnizarlos por ser incapaz de protegerlos.
Sólo en Colombia, el “Congreso de la paz” se hizo elegir para implementar el Acuerdo La Habana (y el del Teatro Colón), y una vez elegido, le dio la espalda a las víctimas y a la paz no aprobando las Circunscripciones Especiales de Paz. Sólo en Colombia, el “Congreso de la paz” legisla de espaldas a las víctimas.
Sólo en Colombia, el expresidente que eliminó las horas extraordinarias y gran parte de la seguridad laboral de los ciudadanos sería tan cínico como para proponerle al país votar por su partido para crear “más empleo y mejores salarios”. Pero lo peor es que, sólo en Colombia alguien sería capaz de creerle.
Sólo en Colombia, una guerrilla que renuncia a la violencia, se enoja porque le preguntan por los crímenes que ha cometido en el pasado. Sí, le hablo a usted, Santrich.
Sólo en Colombia, el Fiscal General de la Nación está involucrado con el escándalo de Odebrecht, y es él mismo quien investiga su participación y la de sus amigos en el hecho. Pero no sólo eso, sólo en Colombia, El Tiempo denomina a un fiscal supremamente corrupto como el Personaje del Año. Y hay más, sólo en Colombia, El Tiempo (propiedad de Sarmiento Angulo) denomina a Néstor Humberto Martínez el Personaje del Año, y no le dice a sus lectores que Martínez Neira ha sido abogado de Sarmiento Angulo y sus compañías.
Sólo en Colombia, Néstor H. Martínez nombra como Fiscal Anticorrupción a Gustavo Moreno, un fiscal que no sólo subió hasta los niveles más altos de la justicia de manera súbita, sino que terminó siendo tan corrupto como el que más. Y sólo en Colombia, todo el mundo se pone de acuerdo para no extraditarlo y que oculte todo lo que sabe sobre corrupción en la justicia.
Sólo en Colombia, Alejandro Ordóñez, cuya reelección fue anulada por corrupción, se atreve a enarbolar las banderas anticorrupción.
Sólo en Colombia, Álvaro Uribe se atrevería a pedir seguridad para su amiga (Martha Lucía Ramírez y claro que merece ser protegida, como todos los demás ciudadanos) porque se encontraba en riesgo, según él, pero cuando el alcalde de El Roble le pidió a él que lo protegiera de quien lo iba a asesinar, Uribe hizo oídos sordos a esa petición. Pero el tema no acabó allí, Uribe nombró a Arana (el asesino del alcalde) Embajador para que la justicia no lo juzgara. Sólo en Colombia, un personaje podría hacer eso, y aún sería “el mejor presidente que ha tenido Colombia, duélale a quien le duela”.
Sólo en Colombia, los presidentes pueden usar frases como “fue a mis espaldas” y “me acabo de enterar” cuando se descubre que a sus campañas ha entrado financiación ilegal. Sólo en Colombia, el presidente y su rival en segunda vuelta han sido financiados por una multinacional y, después de demostrado el hecho, siguen campantes como si nada hubiese ocurrido. Y sólo en Colombia, el CNE y la “Comisión de Acusaciones” del Congreso (absolvieron y absolverán a Zuluaga y Santos, a pesar de ser culpables y sus delitos estar demostrados).
Sólo en Colombia, un presidente puede cambiar la Constitución de manera ilegal para hacerse reelegir, y todos los participantes del delito terminan en la cárcel, menos el mayor beneficiado del mismo.
Sólo en Colombia, le llamamos doctor a un tipo que ni es médico, ni tiene doctorado. Pero no sólo no tiene los títulos, si no que los ha falsificado y sigue muerto de la risa como alcalde de Bogotá.
Sólo en Colombia, un señor sin educación profesional es el representante legal de la firma encargada de avalar el título de “doctorado” del Contralor de Antioquia. Sólo en Colombia, el Contralor saldría con la excusa de “mi letra es muy fea, y por eso yo no llené el formulario para postularme al cargo. Un allegado llenó el documento, y se confundió: escribió doctorado en vez de diplomado”. Sólo en Colombia, Sergio Zuluaga, el Contralor de marras, sí está siendo investigado, pero a Peñalosa ni le han obligado a declarar.
Sólo en Colombia, un comercial, que intenta salvar miles de vidas reduciendo el consumo de azúcar, bebidas carbonatadas y jugos sintéticos para evitar la diabetes, se queda fuera del aire por orden de la Superintendencia de Industria y Comercio, porque “no hay evidencia científica para argumentar lo expuesto”, pero Coca Cola, Pepsi, Postobón y todas las bebidas carbonatadas sí pueden pautar sin restricciones y nunca tienen que explicar cómo le dan “felicidad” a sus consumidores, ni qué hacen para evitar que padezcan obesidad y diabetes.
Sólo en Colombia, se le exigen mejores resultados a la Selección Nacional que a los empleados públicos.
Sólo en Colombia, Vargas Lleras, Cambio Radical, algunos miembros del Partido de la U y el Partido Conservador serían tan cínicos para gobernar durante 8 años con Santos, y gastarse todos los fondos que éste les hizo llegar, y unos meses antes de terminar su gobierno, se irían en su contra y dirían que nunca estuvieron de acuerdo con varias de sus actuaciones. Sólo en Colombia, Vargas Lleras, el encargado de la infraestructura en Colombia por más de 4 años, es el único que no ha tenido que salir a explicar la inclemente corrupción que galopa en las obras que él mismo supervisó (La Ruta del Sol).
Sólo en Colombia, el exvicepresidente Vargas Lleras puede ir repartiendo coscorrones a diestra y siniestra, sin que haya por lo menos una acusación por lesiones personales. Sólo en Colombia, el mismo tipo podría ir por ahí llamando “gamín” a quien no esté de acuerdo con él y le pide explicaciones por su actuar. Sólo en Colombia, el jefe natural de Cambio Radical renunciaría a obtener el aval de su partido para presentarse a la Presidencia por firmas. Sólo en Colombia, el mismo señor no mencionaría que su partido político está tan manchado de sangre y corrupción (Kiko Gómez, Oneida Pinto, etc, etc.) que prefirió presentarse por firmas para que los ciudadanos no le asociaran con su partido.
Sólo en Colombia, el vicepresidente se pasa más de 4 años haciendo campaña y entregando casas con los recursos de los colombianos, y después utiliza esas acciones como plataforma política para llegar a la Presidencia.
Hay un sinfín de hechos que sólo ocurren en Colombia, pero el peor de todos es que usted y yo sabemos todo lo anterior y, a pesar de ello, seguimos votando por los mismos. Sólo en Colombia, los mismos que nos han llevado hasta el atolladero en el que estamos, nos dicen que los tenemos que volver a elegirlos porque son ellos los únicos capaces de sacarnos del problema. Sólo en Colombia, usted y yo les creemos.