Si tengo asumida la frase atribuida a Sócrates, que en esto del vino “sólo se que no sé nada” (ἓν οἶδα ὅτι οὐδὲν οἶδα, hèn oîda hóti oudèn oîda), después de las útlimas catas me reafirmo en que cada vez entiendo menos este mundo a tenor de los vinos catados. Y me explico.
Normalmente antes de catar algunos vinos tienes referencias sobre ellos, bien por guías o por webs especializadas, que los comentan generalmente en sentido muy positivo, pero cuando realizas la prueba todo parecido con la realidad es mera coincidencia y me hago la siguiente pregunta: ¿son los mismos vinos?. Bueno, pues parece que sí y entonces el problema puede venir en que los tiempos en los que se han catado son distintos, es decir, los “críticos” han catado el vino en el 2013, por ejemplo y yo el mismo vino en el 2015.
Obviamente el vino ha evolucionado en botella, en algunos casos para bien, y en algunos casos, para mal. Y si además son vinos justos de sulfuroso o casi nulo, el riesgo aumenta.
Por otro lado se da la circunstancia de que las bodegas de empeñan en presentarnos sus vinos sin hacer -supongo que será un condicionante económico-, pero ¿no sería mejor que si la añada que sacan ahora es el 2012 hicieran una presentación del vino de la añada del 2009? de esta forma se podría comprobar que el vino ha tenido una buena evolución y aquellos que deseen guardar la añada del 2012 tengan un punto de referencia de cómo estará su vino con unos años de botella.
Porque ¿qué sentido tiene el que presenten vinos con falta de conjunción en el que la existencia de las notas de crianza -pongan ustedes madera, que por que sea muy fina, tostados más o menos plus, no deja de ser MADERA- predomina y anula todo lo demás?. Si a eso añadimos la clarividencia de algunos gurús, enólogos o catadores en visualizar una evolución en el tiempo que ya quisiera el más afamado de los chamanes, apaga y vámonos.
En definitiva para uno y otro caso no estaría de más que en aquellos vinos en los que se suponga que no sobrepasarán cierto umbral temporal se indique en la contra etiqueta: “no consumir más allá del año…“, y en aquellos que salen demasiado jóvenes por cuestión de “cash” indicar: “guardar para su mejor evolución durante X meses, años o décadas“.
Junto a ello también podría hacerse el esfuerzo -considero que no sería muy costoso, además de ser beneficioso para las bodegas y consumidores- de indicar la fecha de embotellado para generosos y de degüelle para espumoso por parte de elaboradores
Algunos pondrán el grito en el cielo para hacernos tragar con ruedas de molino e intentar convencernos de que todo eso es prácticamente imposible, pero existen bodegas serias que sí lo hacen y si no les doy algunas pistas: Bodegas López de Heredia (sus vinos salen cuando consideran que están listos para su consumo), González Byass (indican la fecha de embotellado) o Agustí Torelló (indica la fecha de degüelle), entre otras.
Y por último, ya que pasaba por aquí, no estaría de más que en la información del vino nos indicaran si se han utilizado levaduras autóctonas, añadido enzimas, correguido la acidez, ósmosis inversa, adición de taninos, … más que nada por saber qué estamos bebiendo y si todo parecido con la realidad es … real o no.
¡Salud y buen vino!
Imágnes: https://hormigasilustradas.wordpress.com/type/image/ y http://www.metmuseum.org/collection/the-collection-online/search/436105