Sólo se trata de vivir

Publicado el 30 agosto 2013 por Santiago Tuñez

El hincha de Lanús lo vio por primera vez allá por el 27 de septiembre de 2003. Miguel Brindisi le dio pista y Diego Valeri disfrutó su estreno en el final del empate contra Vélez 1 a 1. Las lesiones y la falta de continuidad frenaron su despegue con la pelota. Hasta que, cuatro años más tarde, carreteó y voló alto. Bien alto. Se reveló como un volante con peso en el ataque. Pausa, asistencias y goles. Y junto con su juego de calidad, dio a conocer su gusto por las letras. “Soy fanático de Nietzsche, Galeano y Dolina”, confesó en aquellos días en que degustaba el título con Lanús en el Apertura. Su envase era distinto. Miraba más allá de la pelota. Y hasta se animaba a cuestionar la selva futbolera nuestra de cada día. Esa razón lo llevó, este año, a emigrar a la liga estadounidense. Menos latidos de pasión, pero nada de alambrados. Y menos aún, sonidos de balazos dentro y fuera de las canchas. Hoy, Valeri se siente a gusto en Portland Timbers, que compró su pase a cambio de tres millones de dólares. Y tiene a su familia, ahí nomás, en el cemento del estadio. Un cambio contundente, tal como puede verse en este video. El hombre vive la vida. Y cristaliza las palabras filosóficas de Nietzsche. Aquellas de que “sólo las almas ambiciosas y tensas saben lo que es arte y lo que es alegría”.