Solo una aproximación más

Por Dayana Hernandez

Arte de Lucy Hardie

Siento mi corazón latiendo fuertemente, y no puedo creer esta mentira que se me ha dicho, que la acción equivale a vida. No necesito tomar acción en nada para ser real. No necesito presentarme en una forma definida para ser tomada en serio, porque nada merece ser tomado en serio, de hecho creo, ese es el problema, nos tomamos demasiado en serio. Gran cantidad de tiempo se gasta en construirse de una forma que reciba algún tipo de aceptación o que nos pueda reafirmar ante el mundo y logramos llamar a todo por un nombre y si lo llamamos de otra forma hay algo mal. La realidad nos vive, no la vivimos, solo gravitamos. Si observo la naturaleza, veo que todo es lo que es y nada más, una flor es solo una flor y eso es bueno porque ahí es donde reside su belleza, pero somos más complejos que eso. Creamos sistemas y todas estas composiciones que nunca darán verdadero placer al alma, a menos que sea música o arte, estas son las únicas dos cosas que son realmente placenteras, todo lo demás no es necesario, incluso la literatura, aún cuando amo leer, es una forma de hacernos pensar y por lo tanto nos estimula a crear y a destruir, a manipular o ser manipulados. Que diferente sería si tomáramos la vida de la forma pura en la que se nos ha dado, sin novelas, si nos dedicáramos a dominar el arte de existir como criaturas sin un lenguaje que describa lo que sentimos. Cuando digo que sería diferente, no digo que sería mejor o peor que lo que vivimos ahora, sólo diferente.

También, estoy leyendo a Clarice Lispector. El lenguaje me falla para poder describir lo que se siente leerla, porque va más allá de lo concebible, es casi lo imposible. Es todo eso que se entiende pero no se puede decir:

Si me confirmo y me considero verdadera, estaré perdida, porque no sabría dónde encajar mi nuevo modo de ser; si avanzase en mis visiones fragmentarias, el mundo entero tendría que transformarse para que ocupase yo un lugar en él.

Pero es que tampoco sé qué forma dar a lo que me ha ocurrido. Y sin dar una forma, nada existe para mí. ¡¿Y… y si en realidad nada ha existido?! ¿Quién sabe si nada me ha ocurrido? Solo puedo comprender lo que me ocurre, mas solo sucede lo que comprendo, ¿qué sé de lo demás? Lo demás no existe. ¡Quién sabe si nada ha existido! ¿Quién sabe si he sufrido solamente una lenta y gran disolución? ¿Y que mi lucha contra esa desintegra- ción sea esta: la de intentar ahora darle una forma?

La vida humanizada. Yo había humanizado demasiado la vida. Pero ¿qué hacer ahora? ¿Debo encararme con la visión entera, incluso si ello significa tener una verdad incomprensible? ¿O debo dar una forma a la nada, y este será mi modo de integrar mi propia desintegración en mí?

Clarice Lispector