Hemos creído ver el primer beso, cándido, sobre el escenario, tras la representación teatral estudiantil. Una primicia que la fotografía nos regala, el orden de la memoria. Cuentan que él era un alumno aventajado, el talento en estado puro, y ella la sensibilidad, la elegancia, el amor por la cultura. Ella recitaba poemas de Baudelaire, o tal vez fueran fragmentos de Balzac, quizá de Proust, puede que de Stendhal, y él la escuchaba hipnotizado, alucinado, embriagado de amor, admiración y belleza. Hay quien señala que fue un amor a primera vista, que Cupido lanzó sus flechas y acertó en ambos corazones al mismo tiempo; el irrefrenable poder de la química del amor, o algo así, buscaré una definición más apropiada y elocuente en la extensa obra de Margaret Atwood. Los cronistas, y hasta casi los historiadores, todos los tertulianos, algunos directos testigos de los acontecimientos narrados, indican que los comienzos de la pareja fueron muy duros, poco esperanzadores, por todas las circunstancias que les rodeaban: ella, una respetable y casada profesora, madre de tres hijos, madre ejemplar, creí escuchar; él, un adolescente, brillante estudiante, pero adolescente, presos de un amor imposible. Ella, 24 años mayor, ya una vida hecha, esa expresión tan desoladora: una vida hecha, él un jovenzuelo, que apenas había comenzado a vivirla, se toparon frente a la dura realidad. Frente a la oposición de sus padres, en el caso de él, o eso dicen, frente al qué dirán, en el caso de ella, una mujer casada y con hijos, una mujer, sobre todo, nos es lo apropiado, dicen que decían. Pero como en la película más cándida y menos cancerigena de la sobremesa de cualquier domingo, basada en los hechos reales más dulces, triunfó el amor, y la diferencia de edad, el proceder de una ciudad de provincias, el qué dirán y demás circunstancias adversas no pudieron impedir el irremediable triunfo del amor. Tachán.No me cabe duda de que rodarán una película, o una teleserie, según lo que pretendan estirar el chicle, con la historia de amor entre el recién elegido Presidente de Francia, Emmanuel Macron y su esposa, Brigitte Trogneux. Y es que en apenas una semana, nos han contado obra y vida de la pareja, sus primeros momentos y hasta detalles solo al alcance de familiares o amigos muy íntimos. Por ejemplo, si usted teclea en la ventanita de Google la palabra edad, automáticamente aparece: edad mujer macron, y si teclea solo esp, a continuación aparece esposa de macron, y así todo. O sea, millones de personas se han interesado por Brigitte antes que usted... sigue leyendo en El Día de Córdoba
Hemos creído ver el primer beso, cándido, sobre el escenario, tras la representación teatral estudiantil. Una primicia que la fotografía nos regala, el orden de la memoria. Cuentan que él era un alumno aventajado, el talento en estado puro, y ella la sensibilidad, la elegancia, el amor por la cultura. Ella recitaba poemas de Baudelaire, o tal vez fueran fragmentos de Balzac, quizá de Proust, puede que de Stendhal, y él la escuchaba hipnotizado, alucinado, embriagado de amor, admiración y belleza. Hay quien señala que fue un amor a primera vista, que Cupido lanzó sus flechas y acertó en ambos corazones al mismo tiempo; el irrefrenable poder de la química del amor, o algo así, buscaré una definición más apropiada y elocuente en la extensa obra de Margaret Atwood. Los cronistas, y hasta casi los historiadores, todos los tertulianos, algunos directos testigos de los acontecimientos narrados, indican que los comienzos de la pareja fueron muy duros, poco esperanzadores, por todas las circunstancias que les rodeaban: ella, una respetable y casada profesora, madre de tres hijos, madre ejemplar, creí escuchar; él, un adolescente, brillante estudiante, pero adolescente, presos de un amor imposible. Ella, 24 años mayor, ya una vida hecha, esa expresión tan desoladora: una vida hecha, él un jovenzuelo, que apenas había comenzado a vivirla, se toparon frente a la dura realidad. Frente a la oposición de sus padres, en el caso de él, o eso dicen, frente al qué dirán, en el caso de ella, una mujer casada y con hijos, una mujer, sobre todo, nos es lo apropiado, dicen que decían. Pero como en la película más cándida y menos cancerigena de la sobremesa de cualquier domingo, basada en los hechos reales más dulces, triunfó el amor, y la diferencia de edad, el proceder de una ciudad de provincias, el qué dirán y demás circunstancias adversas no pudieron impedir el irremediable triunfo del amor. Tachán.No me cabe duda de que rodarán una película, o una teleserie, según lo que pretendan estirar el chicle, con la historia de amor entre el recién elegido Presidente de Francia, Emmanuel Macron y su esposa, Brigitte Trogneux. Y es que en apenas una semana, nos han contado obra y vida de la pareja, sus primeros momentos y hasta detalles solo al alcance de familiares o amigos muy íntimos. Por ejemplo, si usted teclea en la ventanita de Google la palabra edad, automáticamente aparece: edad mujer macron, y si teclea solo esp, a continuación aparece esposa de macron, y así todo. O sea, millones de personas se han interesado por Brigitte antes que usted... sigue leyendo en El Día de Córdoba