Delicioso bocado de solomillo de cerdo. Los medallones de su carne, tiernos y jugosos, desprenden un ligero aroma a romero y se deshacen en la boca.
Los solomillos de cerdo son muy fáciles de cocinar y se comen a temperatura ambiente, lo que permite prepararlos con antelación y disfrutarlos en otro momento. Combina muy bien con muchos ingredientes.
Un bocado sencillo y resultón.
Ingredientes
Elaboración
Paso 1
Descongelar los solomillos y limpiarlos de fibra y grasa. Utilizar un corte inclinado, para conseguir medallones más grandes y cortarlos con 1 cm de espesor. Salar ligeramente.
Paso 2
Calentar el aceite de oliva en una olla amplia y baja, freír los solomillos por ambas caras, con fuego fuerte y durante poco tiempo, freír en varias tandas para que la temperatura del aceite no descienda, sacar y reservar.
Paso 3
Bajar la temperatura del fuego y añadir al aceite caliente el vino fino, dejar que evapore el alcohol unos minutos e incorporar una cucharadita de hojas de romero.
Infusionar unos minutos con la olla tapada y a continuación añadir los medallones de solomillo. Tapar y dejar cocer a fuego suave unos cuatro minutos, apartar y sin destapar la olla, dejar enfriar.
Nota 1
Si el solomillo de cerdo es fresco, macerar la carne durante una hora, limpia y cortada en medallones, con un poco de sal y la mitad del vino. Escurrir y freír. Utilizar el resto de fino para la salsa.
Nota 2
Como guarnición, combina bien la patata, en cualquiera de sus formas. El solomillo es muy versátil para montar tapas.
Presentación 1
Sobre un plato llano y en una rebanada de pan tostado del día, extender una base de alioli, colocar el medallón de solomillo y sobre este, un trozo de tomate confitado, lascas de parmesano y unas hojas de rúcala.
Presentación 2
En plato llano, levantar con capas alternas de
patatas amazong y medallones de solomillo, una pequeña construcción. Terminar con solomillo y añadir unas tápenas fritas.