Solucionar problemas a través del olfato.

Publicado el 06 abril 2015 por Silvia Silvia Garcia

Últimamente ando investigando los diferentes tipos de trabajo que se pueden realizar con un perro. Tengo claro que la mayoría de las razas han sido seleccionadas para trabajar junto a nosotros o ser la herramienta que nos ha permitido sobrevivir.

Nuestras mascotas nos desconciertan y nos ponen de los nervios. No pensamos cuando decidimos incorporar un animal a nuestra familia y en vez de investigar qué tipo de perro encajaría con nosotros, (dependiendo de nuestra forma de vida y actividad), nos entró una raza por los ojos y se nos nubló el juicio.
En vez de decidir en frio qué tipo de compañero queríamos para pasar los próximos 12 años de media con nosotros, elegimos obligar a ese animal a adaptarse a nosotros.

Pongamos varios ejemplos:
  • Para un pastor, poder controlar todo un rebaño de ovejas, guiarlas de una campa a otra o conducirlas por un laberinto de caminos para cambiarlas de ubicación, sería prácticamente imposible sin la inestimable ayuda de por ejemplo un Border Collie. Por eso mismo, esta raza que ha sido seleccionada para desempeñar una labor muy exigente, puede mostrar problemas de comportamiento y obsesiones cuando toda esa energía concentrada no se canaliza adecuadamente.
  • Hemos seleccionado durante siglos a los ejemplares con el mejor olfato, a las razas con mejor capacidad de rastro, a los individuos con la mordida idónea para el tipo de presa que queremos cazar y ahora que tenemos a los mejores, les reñimos por caminar con la nariz pegada al asfalto, nos enfadamos porque tienen los reflejos y la capacidad de reacción al percibir el movimiento en el entorno y nos desesperamos porque desaparecen persiguiendo cualquier rastro en la montaña.

La nariz de un perro es un sentido maravillosamente complejo que les hace únicos, ¡utilicemoslo!

Pueden buscar a una persona viva entre otras muertas, descartando los millones de olores del ambiente tras un terremoto. Son capaces de buscar a un niño desaparecido, determinando por dónde ha pasado, qué ha tocado por el camino y seguir buscando la fuente original del aroma y de las personas que presuntamente se lo han llevado. Descartan los olores de otros animales que hay en un bosque y determinan dónde está la presa que están buscando sin entretenerse con otros animales que puedan cruzarse por el camino.

Todo eso lo hemos potenciado durante siglos para ahora, enfadarnos y dejarnos dominar por la comodidad del sofá. En vez de buscar una actividad que realizar con nuestro perro, ejercitarnos juntos mental y físicamente, nos encerramos en gimnasios y academias de idiomas mientras les dejamos encerrados en casa, olvidándonos de que ellos no eligieron venir a nuestra casa y les obligamos a ser seres inertes y silenciosos para no causarnos molestias.

Beneficios de los ejercicios de olfato y los juegos de rastro.

Perros reactivos.

La gran masa cerebral que necesita emplear un perro para conseguir llegar a su objetivo, hace que se centre en una meta, utilice todo su potencial y no le de tiempo a entretenerse con otros perros o caer en el bucle de la inseguridad que generan los miedos.

Problemas de confianza.

Los perros con falta de confianza y seguridad lograran sentirse útiles cuando al conseguir llegar al objeto que están buscando reforzamos esta conducta con un premio.

Miedos.

Al establecer un objetivo y tener que emplearse a fondo, conseguimos que se abstraigan de todos los estímulos que les rodean.

Ansiedad por separación y ansiedad por aburrimiento.

Presentamos una actividad al perro que le cansa y le distrae de conductas destructivas además de darle una salida al estrés y la ansiedad.

Perros mayores.

Podemos ayudarles a mantener sus capacidades y sentidos despiertos durante más tiempo.

Conclusión:

Vivimos en una sociedad continuamente estresada y los perros también lo están. Les hacemos seguir nuestro ritmo y absorven nuestras emociones y energias, soportando un peso mucho más grande del que pueden soportar.
Una respuesta desmesuradamente reactiva ante una situación habitual, nos muestra que algo sucede. Habla la emoción y la cognición queda silenciada, por lo que no son capaces de relacionar y crear soluciones a tantos problemas que no entienden.

Utilicemos la actividad de rastro para hacer que el perro se concentre en situaciones que puede controlar y rebaje sus niveles de estrés trabajando.

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