¿Solucionaremos el hambre en el 2050?

Publicado el 24 abril 2013 por Elodie Brans @Elo_Brans

Como os comenté en uno de mis anteriores post, hace poco me apunte a un curso online impartido por la Universidad Politécnica de Valencia intitulado “Retos de la agricultura y la alimentación en el siglo XXI”. Tengo que decir que me ha sorprendido mucho el contenido del curso, estoy muy acostumbrada a seguir cursos online, y este curso ha sido particularmente interesante, en cuanto al amplio contenido de información y también por la calidad de los debates entre los estudiantes. Vamos, una maravilla de curso!

Bien, y ahora muchos os preguntáis ¿y cuáles son estos retos?

Según los pronósticos de la FAO, de aquí a 2050 la población aumentará un 34%, y se prevé que la mayor parte del crecimiento se concentrará en los países en desarrollo. Para alimentar a esos 9.100 millones de personas, de los cuales el 70% vivirán en zonas urbanas, será necesario un aumento de la producción mundial de alimentos de un 70% como mínimo. Y para alcanzar estos objetivos, la producción agraria de los países en desarrollo tendrá casi que duplicarse.

Resumiendo, la agricultura del siglo XXI tendrá que producir más con una mejor tecnología siguiendo como meta la erradicación del hambre… vaya… parece más complicado de lo que pensaba…

Interesantes pronósticos… pero ¿tiene capacidad el planeta para satisfacer las necesidades de alimentos de toda la población mundial? ¿Y cual es el punto de partida, en qué situación nos encontramos?

Según la última publicación de la FAO sobre el Estado de la Inseguridad Alimentaria en el Mundo en 2012 (SOFI por sus siglas en inglés The State of Food Insecurity in the World 2012) los avances en la reducción del hambre en los últimos 20 años han sido mayores de lo que se creía anteriormente, sin embargo la mayoría de los progresos se lograron antes de 2007-08. En el período 2010-2012 cerca de 870 millones de personas, casi todos viviendo en países en desarrollo, han padecido subnutrición crónica… es decir un aporte energético diario inferior a 1.800 kcal por persona… mientras que en el mismo periodo, más de 1.400 millones de personas en el mundo han sufrido sobrepeso (la OMS define el sobrepeso como un IMC igual o superior a 25)…Vale, está claro que no solamente se trata de comer mucho sino que de comer bien. Véase sino las dramáticas consecuencias de la obesidad en EEUU relatados por los escalofriantes posts de @ScientiaJMLN en Scientia y de @adalil_seg_alim en su blog con el video de  Jamie Oliver.

El mapa mundial del hambre en 2011 según el indice GHI, por su sigla en inglés de Global Hunger Index).

Sobrepeso en el mundo en 2009 según la OMS.

¿Y porque desde 2007-08 se ha reducido el progreso en el retraso del hambre en el mundo?

Durante los años 2007 y 2008 se produjeron subidas de los precios de los alimentos a nivel mundial lo que causó una dramática crisis alimentaria en los países más pobres del mundo, y además desestabilizó las relaciones políticas entre varios países desencadenando disturbios político-sociales aún no solucionados. Se observó una coyuntura de varios factores decisivos en las que el cambio climático tuvo el rol desencadenante. Efectivamente las fluctuaciones climatológicas provocaron una importante disminución de cosechas, y si a esto añadimos la creciente demanda global en alimentos, específicamente de los países asiáticos que viven actualmente una transformación de sus modelos dietéticos tradicionales hacia modelos occidentales con una demanda creciente en variedad y carne, observamos un descuadre critico entre oferta y demanda. Y si no fuera poco, también cabe mencionar el aumento continuo del precio del petróleo directamente relacionado con los costos de los fertilizantes y del transporte de los productos, y la creciente demanda de biocombustibles en los países desarrollados. En este periodo, la situación era ideal para que las instituciones gubernamentales y las grandes empresas internacionales especulen sobre el mercado mundial de los precios de los alimentos.

La escalada de los precios de los productos agrarios entre 2007-08 y el repunte reciente desde 2010 (véase las muy completas explicaciones de @andresrguez en su blog Ciencias y Cosas) han acentuado la inestabilidad de los mercados internacionales y está teniendo graves repercusiones sobre la seguridad alimentaria de muchas familias pobres del planeta. Efectivamente, los cereales (principalmente soja, arroz, maíz, trigo) aportan de manera directa el 50% de las calorías ingeridas por la población mundial, y además componen la base de la composición de los piensos animales. Por ello, la evolución de sus precios es decisiva para los presupuestos familiares, las rentas de los productores agrarios y la seguridad alimentaria, especialmente para los países de rentas bajas importadores netos de alimentos. A medio plazo, se espera que la volatilidad de los precios agrarios en los mercados mundiales tienda a aumentar, así como su vinculación con los precios de la energía, motivo por el cual los debates internacionales sobre cómo enfrentar la inestabilidad están siendo tan intensos.

Índice desestabilizado del precio internacional de los alimentos por el Banco Mundial.

Relación del precio del petróleo y de los alimentos por el Banco Mundial.

Ya sabía que esto se iba a complicar… ¿y conseguiremos alcanzar estos retos?

Como podéis ver, el sector agrícola no lo tiene muy fácil! Para poder alimentar a una población creciente y con una mano de obra cada vez menor, la agricultura del siglo XXI no solamente tendrá que producir más alimentos sino también enfrentarse a múltiples factores de riesgo que intensificaran aún más la difícil situación de la alimentación del futuro. La adaptación de la agricultura al cambio climático es uno de los retos más evidente (y si tienes dudas te invito a leer mi anterior post) pero también cabe señalar la creciente inseguridad de los campesinos frente al aumento de las presiones ejercidas por los lobbies y gobiernos sobre el acceso a la tierra y el control de la biodiversidad. La agricultura del futuro tendrá que adoptar métodos de producción más eficaces y sostenibles, cohabitar con el mercado de la bioenergía en pleno auge, contribuir al crecimiento económico sostenible de los numerosos países en desarrollo, adaptarse al reciente agravante de la volatilidad de los precios de los alimentos y amoldarse al cambio de la dieta humana sin perder de vista los conceptos bases de la seguridad alimentaria y la salud alimentaría.

Algunas opiniones dicen que las ultimas crisis alimentarías son la consecuencia directa de varias décadas de globalización neoliberal que han transformado los alimentos en simple mercancía para la especulación. Yo comparto esta idea. Producimos suficiente cantidad de alimentos para alimentar a todo el planeta, pero no los hacemos llegar a quienes los necesitan. El monopolio de los países del hemisferio Norte sobre los mercados internacionales es total: ellos deciden qué alimentos producir, con qué semilla y tecnología, comó convertir las tierras agrícolas en huertos bioenergéticos o pastos,  y todo eso para satisfacer sus propias exigencias alimentarias sin tener en cuenta las economías rurales y los frágiles recursos naturales de los países más pobres.

Hay múltiples propuestas para ralentizar la espiral perversa de volatilidad de los precios agrarios. Algunos hacen elogio a la Soberanía Alimentaria que dicta abordar el problema del hambre desde el desarrollo del medio rural y la sostenibilidad del medio ambiente. Otros proponen invertir en la enseñanza para que las mujeres, hombres, jóvenes y niños puedan perfeccionar las competencias que necesitan para aprovechar las nuevas oportunidades económicas que se presenten.

¿Y nosotros, los pequeños consumidores, que podemos hacer? Pues, desde convertirnos en consumidores responsables y bien informados eligiendo productos frescos de temporada, comprándolos preferiblemente en pequeños comercios, hasta consumir alimentos producidos en tu área, pasando por ser criticos con las companias que abusan de los productores. Deberiamos de ser conscientes y no comprar kiwis en abril o fresas en septiembre porque de lo contrario estaríamos comprando genero producido en la otra parte del mundo con los grandes costes que ello conlleva y el flaco favor que hacemos a los productores locales.

Hipócrates dijo “Que el alimento sea tu mejor medicina y tu mejor medicina sea tu alimento“.

¿y tú, cómo quieres alimentarte?

Elodie Brans.

Esta entrada participa en la III Edición del Carnaval de la Nutrición organizado por el blog Scientia.

Ref.:

García Alvarez-Coque, J.M.; Martínez Gómez, V.; Moreno Pérez, O.M.; Compés López, R. ; Tudela Marco, L. (2013). Retos de la agricultura y la alimentación en el siglo XXI. Miríada X y Universitat Politècnica de València.

FAO (2012). El Estado mundial de la agricultura y la alimentación, invertir en la agricultura para construir un futuro mejor. Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, Roma.

Unión Europea (2012). Una agricultura sostenible para el futuro que queremos. Comisión Europea Desarrollo y Cooperación y Comisión Europea Agricultura y Desarrollo Rural.

FAO, WFP e IFAD (2012). The State of Food Insecurity in the World, Economic growth is necessary but not sufficient to accelerate reduction of hunger and malnutrition. Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, Roma.

FAO (2011). Guía práctica: Una introducción a los conceptos básicos de la seguridad alimentaria, en La Seguridad alimentaria: Información para la toma de decisiones. Programa CE-FAO.

Martínez Gómez, V.; García Alvarez-Coque, J.M. (2010). El problema de la inestabilidad de los precios de los alimentos: importancia y soluciones. Boletín económico de ICE, Información Comercial Española, nº 3001: 23 – 32.

FAO (2009). Cómo alimentar al mundo en 2050. Foro de Alto Nivel de Expertos, Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, Roma.

World Health Organization (WHO). Global Database on body Mass Index.

El Banco Mundial. Alerta sobre precios de los Alimentos.



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