Todo el mundo sabe que si hubiera una avalancha en las vallas de Melilla de jeques árabes, de strippers eslovenas, o de futbolistas brasileños; les recibiríamos con lo que proceda (bosillos, ojos, estadios) abiertos de par en par. Sin embargo, si son pobres subsaharianos el comité de bienvenida está compuesto por un pelotón de la Guardia Civil que se dedica a hacer su trabajo: investigar la curación del cáncer, digo, repartir hostias como panes.
Y claro, cuando en la imagen se ve un montón de hombres nadando en la orilla de la playa en plan equipo masculino de natación sincronizada de Burkina Faso, tratando de ahogarse en territorio español para que el cadáver lo repatrien en primera clase, pues se lía la marimorena en los medios de comunicación ávidos de una noticia que no tenga que ver con la crisis.
La polémica sobre los africanos que tratan de entrar en la Unión Europea a través de España es cíclica, y siempre se trata de buscar culpables en la forma de afrontar este tema en España, sin embargo se nos olvida que las fronteras son como las monedas tienen dos lados. Y en la frontera de la Unión Europea con Marruecos está bien claro que la cara de la moneda es Marruecos que se calla como una puta para que los africanos hagan lo que quieran en la frontera, pero que chilla como un marrano en la matanza para vendernos tomates barato barato. Y la cruz está en España, por la Semana Santa y porque somos los tontos habituales que estamos acostumbrados a que nos sodomicen pagando y dando las gracias educadamente mientras nos ponemos hielo en el orto.
Teniendo en cuenta la incapacidad de los gobiernos españoles (independientemente del banco que les controle) para solucionar cualquier problema, se podrían buscar soluciones alternativas demenciales. Ya que no hay forma de arreglarlo, por lo menos que se pueda hacer humor negro, no por el color de la piel de los inmigrantes, si no por el color del futuro (el suyo y el nuestro).
Solución estilo suizo: prohibir la entrada de todo el mundo, salvo de delincuentes que vayan a depositar dinero.
Solución estilo italiano: jugar a hundir la flota con toda embarcación sospechosa de llevar inmigrantes pobres, con su variante siciliana: que parezca un accidente…
Solución a la alemana: Se mete a los inmigrantes en autobuses y que se bajen en Berlín. Al fin y al cabo la Unión Europea somos todos y aunque la capital ande por otros lares, dónde se corta el bacalao es por esa zona. Seguro que los germanos además de tener la solución para la crisis, también tiene la solución a la inmigración masiva, y si no que se lo pregunten a los turcos.
Solución a la portuguesa. Si ya es duro salir de la agua gélida del atlántico, imagina que son recibidos por un grupo de cantantes de fados. Es algo tan súmamente deprimente que los inmigrantes se suicidan en la playa.
Solución a la ucraniana. Se les recibe con salvas de bienvenida…ups, no…eso ya lo hacemos y no funciona.
Solución a la marroquí. Dado que los inmigrantes saltan la verja porque no hay policía, ni militares marroquíes que les frenen, pues les echamos una mano, movemos la frontera hacia el sur todo lo que haga falta hasta que nos encontremos con el ejército marroquí. Además de conseguir un montón de terreno para hacer campos de golf o plantar tomates conseguimos que haya una frontera tan llena de tanques que nadie trataría de pasar por allí para entrar en la Unión Europea. Tampoco es tan descabellado ya lo hizo Marruecos para quedarse con el Sáhara y le salió bien.
Solución estilo USA. Se toma a los inmigrantes, se les da estudios universitarios, se les enseña a manejar todo tipo de armas y se les envía de vuelta al país de origen…tampoco haca falta que sea exactamente el país de origen, con que esté más o menos cerca (5000 Km más o menos) es suficiente. Y se les convence de que tienen que montar una guerra civil para eliminar al mamón que gobierna y que les empobreció tanto que les obligó a salir de su país. Con Bin Laden no salió bien del todo, pero seguro que el método se puede limar.
Sí, son ideas disparatadas, ácidas y con mala leche, pero quizás las pueda haberlas peores, no sé, imaginad una valla llena de cuchillas, con alambre de espino, con agentes que disparan a dar, cadáveres en la orilla…en fin, algo así no se le ocurriría a nadie en su sano juicio ¿verdad?