Se presenta un plan nocturno estupendo, y lo siento pero esta vez y sólo por esta vez no es sexo. Me voy a ver la saga Tolkien sin interrupciones, pero no quiero parecer por la mañana la hermana poco favorecida de Gollum, así que me aplico una receta que hace todo lo posible para pasar de ojerosa vampira con pesadez a hetérea Galadriel, sin privarme de mis vicios.
Lo primero es no tener sueño, nada de bostezar ni notar que los párpados me pesan una tonelada, no me quiero perder nada. Aquí es cuando todos pensáis, café, ¡bah! me esperaba más de vosotros. No digo que no haya que tirar de café, coca-cola… pero hay que probar algo más exótico y estas son mis opciones: infusión de ginseng o de higos, estas dos mejor calientes o de té verde, a mí ésta me gusta más fría y si es con hielo picado mejor ( es la opción sibarita, pero una buena picadora es una gran inversión a futuro): y todo lo dicho para estar despejada. El siguiente problema a solucionar, antes de que no tenga solución ninguna, es la futura digestión infinita de todo lo que he comprado en el súper, a saber, doritos, patatas, palomitas con chocolate…sí, ya sé, una barbaridad pero también tengo la solución (yo, que cada día paso más de las bebidas con burbujas, me he preparado y tengo en el frigo un par de botellas): una de karkadé o hibiscus, una infusión que descubrí en Egipto con cierto sabor ácido, refrescante porque ésta también la tomo fría y otra de menta, anís estrellado y albahaca (la albahaca preferiblemente fresca y puesta en el vaso justo al servir). Estas dos infusiones son lo más contra la pesadez, muy digestivas y quedan muy bien entre ellas, una granate y la otra con el punto verde, que hay que tener todo en cuenta.
La mayoría las podéis encontrar en cualquier gran superficie, en herbolarios o en tiendas online como dieteticaonline.
Y ahora el toque final, los ojos. La infusión de té amarillo, mejora la visión y la necesito tener muy bien calibrada para no perderme ni un pelo de Trancos en la batalla. Y dejo hecha, porque se utiliza fría, una infusión de manzanilla para que cuando vea el sol entrar a regañadientes por los huecos de la persiana, pueda lavarme los ojos con ella, con la ayuda de un algodón, y parezca que he dormido como un angelito toda la noche. Y así, me levanto del sillón, despejada, ligera como una pluma y con unos ojos despiertos y avizores que esperan no encontrarse a Gandalf en la puerta, porque mi cuerpo ya no da para mucho más. ¿Me he dejado algún problema sin tratar?, si es así, decirme e intentaré buscarle una solución, vía infusión.