Sombras del Paraíso
Capítulo XIV: O.C.Julio 3, 2014
"En el fondo son las relaciones con las personas lo que da sentido a la vida."(Karl Wilhelm Von Humboldt)
Occitania es el nombre con el que se designa al territorio en el que tradicionalmente se ha hablado el idioma de Oc, el occitano. Específicamente la zona del sur de Francia. Aunque hay que reconocer que también comprende un pequeñísimo territorio en el Valle de Arán, en Cataluña (único lugar en el mundo donde se considera el idioma oficial, junto al español y el catalán) y en los Valles Occitanos del Piamonte italiano. Lugares muy diversos con una fuerte influencia romance. Particularmente, prefiero el sur de Francia, donde se conserva en su vertiente más pura. Y es que esta lengua romance europea, la encontramos a lo largo de los pueblecitos medievales más hermosos de Francia: Saint Cirq Lapopie o Conques por ejemplo. Hay muchos otros, más modernizados que también conservan ese toque, Figeac, Cahors, Montoban o Moissac. No es sólo el idioma, porque para entenderlo hay que vivir el paisaje, la gastronomía, el vino, el chocolate, el arte, la Historia… porque decir Occitania es decir mucho.
Cuando salí de Londres, algunos cientos de años atrás, allá por el 2010, hice una breve parada en esta zona (simples ganas de conocer un pedacito de Francia, recuerden que apenas comenzaba mi periplo). Allí conocí a un joven inmigrante, paisano mío para mayores referencias, llegaba cargado de ilusiones junto a su bella esposa, recién casados y venían de Paris, una historia mil veces contada. Una de las pocas ventajas que me había dado el guardián, aparte del dominio de los idiomas, es que soy capaz de mimetizarme por completo entre las personas que me encuentro, si me viste alguna vez en Londres pensarías que era un vulgar parroquiano de cualquier suburbio, ahora en Francia, en la zona en la que me encontraba, simplemente parecía un campesino francés, uno especialmente bien instruido, eso me era difícil de ocultar.
El empleo del occitano actualmente es algo confuso, según los expertos, más que un idioma, es una familia de idiomas en el que confluyen el auvernense, el gascón, con el aranés, el bigorrés y el bearnés, el limosín, el languedociano, el provenzal, el vivaroalpino o provenzal alpino, el judeoprovenzal o shuadit. Pero hay otros que sostienen que todos estos no son más que dialectos de un mismo idioma. Ya se sabe lo que ocurre con los dialectos, al fin y al cabo tampoco son tan diferentes unos de otros. Lo que sí es destacable es el hecho de que fuera precisamente el occitano el vehículo empleado para la primera poesía vernácula de Europa en la Edad Media. Tanto era así, que en la propia Divina Comedia de Dante, hay un trovador que habla en occitano. Los trovadores y los juglares empleaban esta lengua para contar y cantar sus historias.
En la actualidad se experimenta una recuperación del idioma a muchos niveles, un detalle curioso y muy simpático es el hecho de poder encontrar los nombres de las calles en ambos idiomas. Lo cual permite conocer más profundamente el verdadero significado de algunas palabras que, para los hispanohablantes resulta complicado comprender directamente del francés. Me refiero a significados intrínsecos y etimológicos. Porque no sólo se trata de las calles, sino que éstas suelen dar nombre a barrios, a establecimientos, restaurantes, hoteles, etc. y la apreciación de su significado más original, siempre hace que podamos disfrutar de una expansión del conocimiento del propio entorno. Siendo como es, tan medieval y tan bucólico.
Fue en este medio que me encontré con mi compatriota, no quiero mencionar su nombre pero me tomaré la libertad de llamarle O.C. por el sitio en el que le vi. Apenas estaba dando comienzo a la tarea que me fue impuesta por el guardián y estaba ávido de poner en práctica mis recientemente adquiridas habilidades de percepción. ¿Y quién mejor que aquel joven nacido en mi misma tierra, bajo el mismo sol? Con un poco de esfuerzo de mi parte, quiso “la casualidad” que nos alojásemos en la misma posada, y un poco de esfuerzo adicional logro que terminásemos sentados en la misma mesa a la hora de la cena. Aunque éramos diez comensales, al final solo quedamos los tres. Se veía que era un hombre trabajador y deseoso de prosperar gracias al fruto de su esfuerzo, enamorado (como todos los recién casados) y con una gran confianza en el futuro. Adicionalmente, esa especie de sexto sentido que fui desarrollando durante mis travesías con el guardián, me decía que en él había algo especial, verdaderamente especial. ¿Qué era ese algo? No lo sabría hasta muchísimos años más tarde.
A todas luces, tanto el como su esposa tenían un conocimiento bastante limitado del idioma por lo que, al oírme responderles en español, ambos pusieron una expresión de gran alivio. Les comprendo a la perfección, igual me sentí en China cuando estando allá, siendo todavía un ser vivo, oía a alguien hablando en inglés. Después de las preguntas de rigor, que si usted habla muy bien el español, que no se le siente acento, etc., etc. y tras las respuestas tal vez no muy ajustadas a la verdad, también de rigor, que justificasen el hecho, entramos de lleno en una franca charla en la que ambos me volcaron sus inquietudes, sus planes, sus sueños y sus esperanzas. Todo ello gracias a algo que mi experiencia en vida me enseño, si los curas ofrecieran vino en los confesionarios, tremendas confidencias que obtendrían.Me contaron que tan solo estaban de paso por Francia ya que en realidad pensaban establecerse en Londres, precisamente donde viví los últimos sesenta años. Cosa que por supuesto no pensaba decirles. ¿Por qué son especiales?, tan vez lo sean sólo para mí, apenas dentro de un año, no sé si en este mismo lugar, mi hija y su esposo han de recorrer igual camino para llegar aquí.
Aquel breve encuentro con esa linda pareja, visto ahora con más perspectiva, parecía más bien un premio de consolación al no poder acercarme a mi familia ya tan próxima de llegar a Londres. Pero más allá de eso, constituyó una gran lección, cosa que solo supe después, al enfrentarme cara a cara con aquellos que supuse eran los responsables del incremento de villanos en mi época, pero de eso estuve realmente al corriente, mucho, mucho tiempo después.
Continuará...