Sombras del Paraíso Arturo Neimanis Capítulo IV: RevelacionesJunio 23, 2014Sombras del Paraísopor: Arturo Neimanis
Capítulo IVRevelaciones
- ¡Vaya, vaya! amigo, hasta que decidió usted despertar. Por un momento pensé que se iba a quedar ahí por siempre.
Esa voz hablándome parecía venir de todos lados y a la vez de ninguno, era como si le oyera dentro de mi cabeza pero con el sonido viniendo de afuera. Voltee hacia todos lados y sin embargo no podía distinguir nada, me parecía estar sumergido en una escena de una película en blanco y negro, o mejor debería decir en escala de grises, si eso era, todo era una simple variación de gris, no había colores, ni blanco ni negro, todo absolutamente en gris. En realidad, ni siquiera estoy seguro que gris sea la palabra correcta.
- Bueno, bueno, si tanto te preocupa pongámosle un poco de colorido a esto entonces.
Sin transición alguna, todo adquirió forma, todo adquirió color y yo, bueno, realmente cada vez estaba más confundido. Pero, ¡epa!, esperen un momento, yo no he dicho una palabra y sin embargo la voz me ha respondido.
- Claro que te respondí, ya deja de hacer el tonto y espabílate muchacho, estoy aquí, en frente de ti.
En efecto, como salido de la nada aquel tipo se encontraba realmente en frente de mí, puedo jurar que no estaba allí un segundo antes de hablar pero ahora, ahora... vaya que si estaba. No sabría describirle con exactitud, de ser posible imaginen a alguien, que simultáneamente, pueda ser blanco caucásico, negro africano, chino continental y aborigen australiano a la vez, y todavía se quedarían cortos con su apariencia, ¡coño ni siquiera estoy seguro si es hombre o mujer!
Dicho sea de paso amigo, no me diga muchacho, a mis noventa años créame que soy bastante mayor que usted, me atreví a decirle al extraño.
Mis palabras, al parecer, le causaron mucha gracia porque de inmediato rompió a reír con una carcajada que a mis oídos sonó en parte como música, en parte como si estuviesen desollando a algún infeliz animal.
- Reconozco que tienes agallas muchacho, dijo cuándo pudo parar de reír, por cierto, déjame ahorrarte la pregunta, no soy un ángel ni un demonio ni nada parecido, ni esto es el cielo ni mucho menos el infierno, esas cosas son invento de ustedes y me llevan sin cuidado pero son ustedes realmente molestos cuando empiezan a indagar acerca de eso. Y en cuanto a lo de muchacho, soy tan considerablemente más viejo que tu amigo que puedo decirte como me de mi real gana.
Sus palabras me molestaron un poco pero dado lo inverosímil de la situación en que me encontraba, no era momento precisamente para ponerse a pelear, ni con este tipo ni con nadie.
- Me alegra que pienses así.
Estoy seguro de no haber abierto la boca…
- En efecto, no lo has hecho.
Esta vez fui yo quien no pudo aguantar más y me eche a reír como tenia años que no lo hacía, cuando pude hablar dije, más para mí mismo que para mi interlocutor, bueno, por fin paso lo que siempre he temido, con la edad me he vuelto loco, demencia senil, seguro que estoy en algún manicomio, con una camisa de fuerza y hablando con las paredes.
- No muchacho, ni estás loco ni te encuentras en ningún manicomio y créeme que no soy ninguna pared.
¡Claro que no! le dije, ¿y cómo explicas toda esta vaina? Porque de lo contrario, la única explicación racional que se me ocurre es que este delirando.
- Insisto muchacho, ni estás loco ni deliras, es mucho más simple que todo eso, es tan solo que estás muerto.
No me creas tan estúpido, esa posibilidad ya se me había ocurrido para explicar todo esto desde el principio, pero en verdad difiere bastante de lo que esperaba que fuese el más allá si es que existía claro. Simplemente la descarté por lo inverosímil que resulta.
- Yo siendo tú no la descartaría tan a la ligera, de hecho es así, falleciste y ahora estas aquí, hablando contigo.
¿Por qué no recuerdo haber muerto?
- Normalmente todo acaba cuando mueres y no vi necesario programarlos para recordar nada después de eso, se supone que tu energía vital debería reciclarse y aprovecharla para hacer un nuevo ser, sin recuerdos.
Entonces, ¿Por qué estoy aquí, hablando contigo?, y te aviso que recuerdo toda mi vida, lo único que no está en mi memoria es mi supuesta muerte.
- El borrado de tus recuerdos no es un proceso instantáneo, de hecho es más eficiente si se hace secuencialmente, comenzando por borrar los hechos más recientes y deshilvanando toda la trama hacia atrás. Por eso recuerdas tu vida y nada absolutamente del momento de tu muerte, es lo primero que se borra. Estas aquí, ahora, simplemente porque tengo varias tareas que necesito que hagas.
¿Y si no estoy dispuesto a hacerlas qué?, me borras y listo.
- Negarte a hacerlo no es una opción, simplemente lo harás.
¿Y el libre Albedrio?
- En parte verdad en parte fantasía, en general les dejo discurrir con sus vidas como ustedes mismos elijan vivirlas, pero en ocasiones necesito intervenir un poco para poder mantener la armonía. Además, ya tuviste bastante libertad mientras estuviste vivo, recuerda que ahora estas muerto.
¿Armonía?, no entiendo.
- Lo que hace viable todo el conjunto que conoces actualmente como tu mundo es simplemente una cuestión de equilibrio armónico, solo la armonía satisface el ideal estético que se necesita para esta parte de la obra del Artista.
¿Y qué paso con aquello de a su imagen y semejanza?
- Un simple rumor que ustedes mismos comenzaron pero que me pareció en su momento que ayudaba a levantarles la moral y lo deje correr, un lamentable error de mi parte por cierto, ya es demasiado tarde para corregirlo, requeriría de un tiempo del que no dispongo para quitarles esa idea de la cabeza.
Ok, Ok, pero ¿Por qué yo? ¿Por qué no cualquier otro?
- No dejan de causarme gracia, siempre tratando de explicarlo todo, incluso lo que no requiere explicación o lo que simplemente no la tiene. No hay nada especial en ti, simplemente necesitaba un alma humana y en el preciso momento en que metí la mano para tomar una tú estabas llegando, llámalo azar, casualidad, destino o simple mala suerte, como quieras. Pero, como veras, no hubo ninguna razón en especial para elegirte, como fuiste tú pudo haber sido cualquiera de los muchos que mueren a cada segundo.
¿Y se puede saber por qué necesitas mi alma? ¿O cualquier alma según has dicho?
- Como ya te dije, todo se reduce a una cuestión de armonía, todas las cosas deben entrelazarse entre sí para que se produzca ese equilibrio estéticamente aceptable para el Artista. Algunas cosas logran surgir espontáneamente, ese es el deber ser, otras me veo forzado a empujarlas un poco y es allí donde comienzan los dolores de cabeza. Por ejemplo, Gandhi surgió por si solo, pero cuando trate de intervenir en el hecho para saber cómo repetirlo, accidentalmente obtuve a Hitler y al querer eliminarle de la escena, invariablemente desaparecía Gandhi, así que me vi obligado a permitir el Nazismo, la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto solo para mantener la armonía que se obtenía por el hecho que Gandhi permaneciese donde le tocaba estar.
Sigo sin entender para que me necesitas.
- Habiendo cometido más errores que aciertos en eso de tratar de forzar la armonía, una vez descubrí que el impacto de reinsertar el alma de un ser humano ya muerto, en periodos diferentes de tiempo, para corregir un determinado curso de acción me permitía disminuir considerablemente los efectos secundarios producto de esa intervención si la comparaba con la misma corrección si la hacía yo personalmente. El tiempo realmente es muy variable y a veces hasta temperamental, o al menos sus manifestaciones no son iguales para todos, la forma en que lo concibes y la forma en que te afecta y la forma en que tú lo afectas, difieren considerablemente de cómo se comporta conmigo, incluso hay lugares del universo en donde el tiempo simplemente no existe. Por eso, al transferir mis parámetros temporales por encima de los tuyos, el efecto final logra ser un poco menos intrusivo dentro del entramado armónico del mundo. Dicha impregna de mi esencia temporal en ti solo es viable cuando tu vida completa su cometido, antes no es nada recomendable siquiera intentarlo. Termina siendo peor el remedio que la enfermedad.
Tenía por cierto que todo lo sabias, que eres supuestamente perfecto y todo poderoso y ahora me sales con que podrías perfectamente meter la pata con tanta facilidad como yo en mis mejores tiempos. ¿Eres o no eres Dios?, porque eso creía haber entendido hasta ahora.
- Nuevamente estallo en risas y hasta juraría que soltó varias lágrimas, esta vez le tomo más tiempo reponerse pero cuando al fin lo hizo, me vio con una profunda tristeza y casi en un susurro me dijo: Dios no existe, ustedes los hombres lo inventaron. Me avergüenza reconocerlo pero de no haberlo hecho ustedes yo habría tenido que inventarlo por mi cuenta. Me ha sido muy útil esa creencia que tienen acerca de mí para alcanzar mis objetivos.
Continuamos así hablando durante un tiempo interminable, me dijo de sus primeros días de vida, sobre todo, trato de hacerme entender al Artista, aunque me hizo énfasis en que Él tampoco era Dios como nosotros lo concebimos. Las revelaciones que me hizo eran más que suficientes para derrumbar todas las creencias religiosas que alguna vez hayan existido sobre la tierra, incluso evitarían la aparición de muchas otras, pero no creo que nadie estaría dispuesto a creerme si volviese para contarlo. No podía dejar de parecerme bastante hilarante todo el conjunto, aquel al que todos hemos dado en llamar Dios termina siendo el conserje de un edificio en el que todos sus moradores acabamos confundiéndolo con el dueño.
¡Bueeeh! y a todas estas, ¿qué es lo que tengo que hacer?
Continuará...