Al contrario de lo que pudiera parecer, cuando hablé de la esperanza de concebir en un año, no me refería al término infértil de manera peyorativa. De hecho, creo que existe un grandísimo tabú alrededor de este tema que no termino de entender, pero yo misma me encuentro ocultando mucha información a personas queridas.
Infértiles son aquellas parejas que no pueden concebir de manera natural en un tiempo establecido y que necesitan de tratamientos de reproducción asistida para poder cumplir su sueño de ser padres. No obstante, aunque exista siempre un caso cercano de una pareja que consiguió el embarazo después de una década sin esperanzas, no podemos aferrarnos a eso.
La infértilidad es un camino de incertidumbre, de no saber que pasará, de recibir tratamientos sin saber si tendrán resultado. Y lo que es peor, las ilusiones se renuevan y existe un alto riesgo de que volvamos a caer en ese pozo oscuro inundado de porqués.
No podemos saber lo que ocurrirá, si lograremos el embarazo o tendremos que recurrir a la adopción, cosa que hoy en día no está nada fácil. Lo que si que sabemos, es que no se trata de relajarse, ni de que tengamos paciencia porque tenemos muchos años por delante aún, ni de que el instinto maternal/paternal se pueda aplazar con el “si no es ahora, ya llegará”. Porque cada ciclo que pasa y que ha resultado en un negativo, es como una puñalada en el estómago.
Pero no os preocupéis. Ya estamos curtidos en esto de resurgir de entre las cenizas cuál ave Fénix y afrontar, con ilusión y esperanza, un nuevo ciclo. Es otra de las virtudes de la #infertilpandy.
Admiro profundamente a todas esas parejas que después de tantos años, siguen luchando por cumplir su sueño. Son un ejemplo a seguir, y con cada positivo que consigue la #infertilpandy, las esperanzas vuelven a aflorar y quizás, por qué no, los siguientes seamos nosotros.
Por desgracia, no estamos solos en esta andadura, porque ya sea por factor masculino, femenino, o ambos, hay otras muchas parejas en esta misma situación. Soñando con ver cumplido su deseo de ser padres y de poder recibir ese hijo tan deseado.
P.D.: Una persona muy querida que estuvo a las puertas de los tratamientos de fertilidad, me contó que, aunque ella hubiese pasado por lo mismo y hubiese sentido las mismas cosas que yo, ahora que tenía un hijo lo veía todo de forma diferente. Y lo entiendo. Ahora ella sabe que SÍ PUEDE, y de hecho, vuelve a estar embarazada de manera natural.