LA VIDA ES SIMPLE, NO LA COMPLIQUEMOS.
Proyecto Libera ha publicado los resultados anuales de la recogida de residuos llevada a término en el Estado Español. La primera conclusión es que somos muy guarros y que hemos tomado el patio de este país como nuestro estercolero particular. Nos va la marcha y nos hemos creído, que como todo lo que es público es nuestro, con el derecho de tirar colillas de tabaco allá donde nos plazca. En el colmo de la hipocresía hay quien alega que así favorecemos su recogida y el empleo; sí señor, la "o" con un canuto.
Los datos de este año señalan que el residuo más presente en la Naturaleza lo constituyen las colillas de tabaco. En segundo lugar le siguen la toallitas húmedas. Vamos, que parecemos muy aseados pero en el fondo nos da igual. Después le siguen los microplásticos, por aquello de que son cómodos de transportar. En cuarto lugar, ya es un clásico, a quién no le gusta tormarse algo en una lata y dejarla abandonada. Pues ya está.
Poco nos importa que las toallitas acaben dando problemas en las depuradoras o que contaminen las aguas. Nos da igual que el gran cenicero de los canutos que nos fumamos sea la Naturaleza. Nos la sopla que los restos de nicotina o arsénico vayan a parar al agua que luego nos bebemos. Y qué decir de los microplásticos, que ya forman parte de la cadena trófica que luego ingerimos como si no pasara nada, pues muy bien.
Uno ya duda de si la Naruraleza es nuestro mejor aliado o constituye el basurero de nuestros detritos. Es para poner en solfa que su cuidado y conservación vaya a ser la mejor forma de garantizar un futuro mejor. Lo digo porque donde hay cultivos agrícolas intensivos se ha reducido la cantidad de pájaros, ya que no tienen dónde anidar; y porque hace años era habitual que los cristales de los coches se mancharan por el impacto de los mosquitos, cosa que en la actualidad no ocurre por culpa de los plaguicidas. Fin.