¿Somos quienes somos por factores ajenos a nuestra persona?

Publicado el 03 noviembre 2017 por Msnoferini

Días convulsos los que estamos viviendo en el país de la piel de toro, especialmente en esa especie de aldea gala situada al nordeste del país llamada Catalunya. La desobediencia a las leyes de un país, por no contemplar el legítimo derecho de un pueblo a poder decidir cómo ha de ser su futuro, y el querer emanciparse con el apoyo de ese 37% del censo electoral catalán que participó en 1-O (algo poco factible sin contar con el apoyo o permiso de los grandes poderes económicos que mueven este mundo), nos ha llevado a un conflicto de difícil solución y del que a corto y medio plazo seguramente todos saldremos perjudicados.

En este pulso Catalunya-España, que algunos entienden como revolución (de concepción mayoritariamente burguesa), hemos llegado a un punto demencial de difícil solución. Muchas promesas difíciles de cumplir, mentiras, poca voluntad de dialogo, manipulación y represión. Un cóctel explosivo, que a estas alturas será difícil de desactivar.

Con todo este proceso o “procés” se ha podido constatar, algo que quizás muchos ya teníamos muy claro, la baja talla moral de buena parte de nuestros/as políticos/as y su poderoso entorno. Lamentablemente los partidos y la mayor parte de los políticos, sobre todo aquellos/as que tocan poder, no siempre trabajan y funcionan en base a las necesidades reales del pueblo (estímulos), sino que en no pocas ocasiones son ellos los que irradian ciertos estímulos o inputs, transmitiéndolos de manera directa o por los canales distorsionadores habituales (medios de comunicación), para convertirlos de manera asistida en la respuesta deseada por ellos (reivindicaciones), lo que al final acaba convirtiendo a esta respuesta en el resultado de imponer su credo, sus intereses y llevarnos hacia donde a ellos les pudiera interesar. Siendo lo que está ocurriendo estos días en Catalunya y la respuesta del estado un claro ejemplo de ello.

La mayoría de quienes hemos nacido y habitamos en países supuestamente desarrollados y democráticos hemos crecido dando por buenos ciertos principios e ideales, tenemos unas necesidades muy similares, compartimos los mismos deseos y ambiciones, y estamos mayoritariamente igual de aburguesados y aborregados.

Vivimos en países donde se ha potenciado el individualismo sobre lo colectivo, y la competitividad por encima de la solidaridad. Donde se nos ha inculcado el culto al dinero, a los bienes materiales, y que dinero y bienes materiales nos harán pertenecer a una clase social o a otra, como una extrapolación de la idea de castas. Países donde en algunos casos se ha hecho especial hincapié en remarcar los nexos comunes de unas determinadas comunidades, a pesar de pudieran existir “hechos diferenciales”, culturales y lingüísticos; o por el contrario se ha despreciado la pluralidad y la diferencia para intentar imponer una falsa idea de uniformidad. Al final, por mucho que algunos/as quieran negarlo, somos el resultado del permanente adoctrinamiento al que somos sometidos desde el día en que nacemos. Y es por todas estas causas expuestas que entiendo que al final buena parte de los ciudadanos de este mundo formamos un grupo más homogéneos de lo que podamos pensar, y simplemente existen pequeñas variaciones identitarias que vienen decididas por el simple hecho de haber nacido, haberse criado o haber vivido en un determinado punto geográfico o cien kilómetros más al sur, norte, este u oeste, y de los intereses que rigen o de quienes rigen ese territorio.

Mi conclusión es que el libre albedrío al final es todo menos libre, y el albedrío, esa supuesta elección consciente y reflexionada, en no pocas ocasiones poco tiene de reflexionada y de serlo se hace en base a unos preceptos ideológicos que nunca son innatos y sí inculcados por el entorno en el crecemos y nos desarrollamos. Al final el punto geográfico donde nacemos y vivimos, el entorno familiar y social que nos rodea, la educación y formación que recibimos, los estímulos a los que somos sometidos y nuestra condición social acabarán haciendo de nosotros, para bien o para mal, lo que somos, y lamentablemente a día de hoy buena parte de todas estas variables difícilmente pueden ser controladas.

MSNoferini