somos seres de luz que en un momento de nuestro camino
nos toca bajar a los planos materiales y sentir en la forma
material lo que es sentirse limitado por un recipiente, digamos
mejor, estar limitado por un cuerpo, que no puede volar, que se
cansa, que necesita alimentos, que se enferma y que incluso se
puede destruir
pero no debemos olvidar que la limitación no debe ser este cuerpo,
en este recipiente, la limitación la ponemos nosotros, por no querer
seguir intentando realizar lo que es nuestra naturaleza, nos da
fatiga intentar lo que pocos realizan, lo que algunos elegidos hacen
pero nos olvidamos que todos somos elegidos, solo que muchos
decidimos rendirnos antes de empezar.
y preferimos quedarnos a cumplir horarios, vivir enmarcado en fechas,
en cargar problemas ajenos, en seguir rutinas que son asfixiantes y
empezamos a acumular cosas y objetos que incluso los vemos como
indispensable para la otra vida o para el otro lugar donde nos toque
ir cuando pase nuestro tren, pero no entendemos o no
queremos entender que no necesitamos acumular objetos, sino usar lo
necesario mientras estamos de transito, porque esa es nuestra naturaleza
como seres de luz, es la del saber y conocer.
muchas veces vemos el comportamiento de muchos y lo asimilamos y lo
repetimos mejor que de quien lo vimos realizar.
nos olvidamos de contemplar lo bello de este mundo, olvidamos las
recomendaciones que nos dan antes de venir, de ir y compartir y
seguir siendo nosotros mismo, de descubrir nuestra esencia y ser
felices.
ya se olvidaron de como se ve un amanecer, ya se olvidaron de la
brisa de la playa, ya se olvidaron de los rayos del sol sobre la cara,
ya se olvidaron de escuchar la naturaleza en una caminata, ya se olvidaron
del olor de la naturaleza.
poco a poco nos hemos ido dejando ganar por lo material y empezamos a
vivir estresados y amargados.
pero no es tarde, nunca es tarde, podemos recordar la mejor versión de
nosotros y vivir cada momento.