Recuerdan cuando escribí , “ ¿Y LA GENTE?”decía que Boca no tenía un plantel para estar tan atrás en la tabla. Conté de Riquelme y sus caprichos. Del bajo compromiso de otros jugadores, de dirigentes, hinchas jodidos, algún sector del periodismo y de técnicos. En definitiva llegaba a la conclusión de que se cagaban en los simpatizantes.
Y ayer se corroboró todo. Por momentos Boca parecía El Barça. Riquelme jugaba muy bien y contagiaba. Una armoniosa maravilla.
Pompei no pudo haber influido, ni experiencia tiene. Los dirigentes son los mismos. Ayer decidió ganar Riquelme y los jugadores. Y cuando hicieron papelones también fue decisión de ellos.
Tan guachos son que mostraron una solidaridad casi a la altura de la Madre Teresa. A Palermo lo asistieron como ejemplares ovejitas del rebaño del señor. Son de terror.
Son posiciones individuales que alcanzan un nivel de daño tremendo, además del sufrimiento de los simpatizantes. Lo mostrado con Arsenal les hizo caer la careta. Con River hicieron lo mismo, aunque en el clásico parece que les quedaba un poquito de orgullo.
Me indigna que se caguen en la gente, que manipulen de ese modo sus sentimientos, les pisoteen la dignidad. No hay derecho.
Quizás algún día la gente les haga tomar de su propia medicina.
Omar Cerieldín
Columnista Especial