Soñar es gratis

Por Luciadevicente
Todo el que sabe de webs, blogs y demás zarandajas me dice lo mismo: «tienes que actualizar el tuyo con cierta asiduidad y hacerte cómplice de tus seguidores.»Si embargo, ¿qué queréis que os diga? Mi vida es muy simple y apenas tengo algo que contar salvo todo aquello que pasa en mi imaginación, pero eso ya lo vuelco en mis novelas, que espero vayáis leyendo poco a poco.Supongo que a nadie le importa qué me ha ocurrido el fin de semana o qué he hecho desde la última vez que me puse en contacto con vosotros, así que estoy pillada de pies y manos. Pero soy una chica obediente y sistemática, así que me he propuesto escribiros algo, como mínimo, una vez por semana. No sé si lo conseguiré, porque soy más perro que Rin-tin-tín; pero al menos lo intentaré.Y, como podéis suponer, lo único digno de mención (o al menos para lo único que tengo cabeza en estos días), es todo lo que está relacionado con la salida al mercado de Cuando pase la tormenta.Así que hoy os hablaré de lo que espero de ésta, mi primer novela publicada. Prohibido reírse, ¿vale?Son unos días extraños. Tan pronto estoy eufórica como los miedos y temores me vuelven del revés como un calcetín usado. Y eso que casi nadie ha terminado aún de leerla…Digo «casi nadie», porque ya tengo dos críticas (afortunadamente ambas fantásticas —al menos para mí, claro—), la que os comentaba el otro día que había subido Circe en la Web de Autoras en la Sombra y otra que Trinidad Palacios Raposo, del Diván Romántico, ha insertado en su blog. ¿Queréis leerla? Pinchad aquí.Sin embargo, no todos tenemos la facilidad de palabra de estas dos fantásticas lectoras, a las que no tengo palabras para agradecer sus elogios, o el tiempo y las ganas para ponernos a hacer una crítica. Y a mí, que no sé si soy masoca o lo que pretendo es que me regalen el oído, lo que me gustaría es saber lo que opinan también los lectores que no se reportan en ningún blog o web especializada; ésas que, como tú y como yo leen por el único placer de pasar un buen rato y acto seguido se olvidan de la historia, del nombre de los protagonistas y de la autora; hasta la próxima vez que limpian el polvo de su estantería y cogen en sus manos aquella novela que aún recuerdan.Pero a ellas no sé cómo llegar y bien que lo siento.Y claro, para qué os voy a decir lo contrario si no me vais a creer… Lo que realmente me gustaría es que todas esas personas que tienen mi novela en sus librerías, cuando volvieran a verla por casualidad al cabo de unos meses, esbozaran una sonrisa tan radiante que no pudieran evitar comenzar a leerla de nuevo y, como no, llegar al «The End», como en las pelis.Vale, vale, ya sé que soy una ilusa; que eso es lo que pretendéis todas las que como yo tenéis algo publicado, pero como soñar es gratis, dejadme que finja que no sé que la realidad es muy distinta.¡Ah! Y a las que os dé pereza escribir una crítica, también podéis decirme aquí qué os ha parecido Cuando pase la tormenta.