De este autor ya conocíamos la estupenda y premiada Cirkus Columbia, también publicada por Sajalín. Soñé con elefantes es su segunda novela, y tampoco le han faltado premios. Ambientada en Croacia en la década de los 90, nos adentra en los entresijos de los soldados, los políticos corruptos, los agentes del Servicio de Seguridad Nacional… de aquella época, con sus métodos brutales y sus pesquisas y sus ejecuciones. Lo más interesante es la estructura: cada capítulo consta de 3 partes, y en cada una de ellas hay un narrador distinto. Los 3 narradores son:
Boško Krstanović, uno de los agentes del Servicio de Seguridad, que trata de investigar la muerte de su padre en secreto, pues nadie sabe que era su hijo. Boško suelta perlas como ésta:
Los enemigos políticos son los más peligrosos, pues sus ambiciones son siempre grandes. Quieren ponerlo todo patas arriba, quieren mancharlo todo.
El padre de Boško, Andrija Sučić, antiguo soldado al que uno de sus superiores obligó a apalear a elefantes, lo cual convirtió a esos animales en el centro de su obsesión por salvarlos:
El comandante Jozef me hubiera matado si no hubiese agarrado el tablón de madera y hubiese arremetido contra los muslos de Soni y Lanka, contra sus divinos cuerpos. Desenfundó la pistola y me la puso en la frente. Te voy a matar si continúas siendo diferente, me amenazó. Si todos atizan a los elefantes, tú también lo harás. ¡Es una orden! Y no cumplir las órdenes se castiga con la muerte. De entrada los golpeaba tímidamente, con miedo, intentando que los elefantes no sintieran mis golpes, que no los recordaran. Pero con el tiempo, de manera inconsciente, me iba acoplando al ritmo que dictaban los otros. Todo retumbaba con el ruido que los bates y los tablones producían contra los cuerpos de los elefantes. Apenas se distinguían los gritos bestiales, los aullidos, las blasfemias y el canturreo del comandante Jozef.
Y un narrador que, en tercera persona, nos cuenta las historias de otros personajes que guardan relación con los dos narradores citados (y, en estas partes, confieso que me he liado un poco, no sé si por la escasa familiaridad que tenemos con los nombres croatas o si porque el autor buscaba deliberadamente la confusión… véanse dos de los personajes principales: Jadran Rimac y Damjan Radić; es la única pega que le pongo al libro):
Se quedó porque le resultaba más fácil. Se sentía demasiado viejo para volver a empezar y ya no era lo suficientemente fuerte como para vivir en alguna parte como un completo forastero, siendo un don nadie. Mejor pudrirse olvidado por todos en Zrinjevac, lo aspirarán los árboles, se lo comerá la niebla. Aquí siempre será Jadran Rimac. Y cuando ya no esté, permanecerá su historia: en las barras de las tascas de la periferia, en las que crecen las nuevas generaciones; en las habitaciones de los hoteles caros, en las que pierden su dinero los directores y los cardiocirujanos; en los lujosos pisos de la calle Nazorova y de Gornij Grad en los que se apuesta, donde buscan fortuna los ricos, pequeños empresarios de la construcción y ex futbolistas; en las barracas gitanas, donde saltan los dados y se desenfundan las pistolas. Jadran Rimac, dirán, es aquel que no huyó como una maricona, para quitarse el sombrero.
[Sajalín Editores. Traducción de Maja Drnda y Christian Martí]