Lo malo (o lo bueno) de tener una cierta edad es que puedes acudir al desván y rebuscar entre recuerdos, y sacar de entre ellos algo que te ayude a explicar lo que significa el presente. Y en ocasiones hasta ver el futuro. Volviendo de Sevilla, me puse a revolver, por si entre tantos trastos había algo que diera pie a explicar tantas cosas que andaban recorriéndome la cabeza. Encontré una canción, metida entre una vieja tarde de octubre hecha jersey y una foto manoseada de un concierto en el Manzanares de Genesis, allá por los 80. Era una canción de Mecano, “Aire”.
“Aire” es una de esas canciones de ducha, al menos para mi. Entre mis dones no está el de cantar bien (tampoco mal, va más allá, cerca de desastroso), y es en la soledad el único sitio donde perpetrar tal delito. Pero dejemos de lado mis aptitudes como cantante. El caso es que me vino a la cabeza el estribillo de la canción. “Aire, soñé por un momento que era aire.” Y esa frase, modificada tan sólo un poco, es perfecta para definir el sentimiento con el que me vuelvo de Sevilla y de Air2010.
Aire, soñé por unos días que era aire.
Aire. En las sonrisas, en las miradas más allá. En los “podemos”. En notar, todos los que a veces nos sentimos en el presente como en una habitación cerrada, como alguien abre una ventana. Aire en conversaciones, en abrazos, en encuentros en los que la ilusión es uno más en el corrillo. Aire en el aire de una Sevilla disfrazada por el frío, pero incapaz de enfríar los sueños. Te mirabas en los ojos del otro, y pensabas: “este también cree que podemos”. Preguntabas: ¿que tal? ¿cómo lo ves?. Y el aire se movía, y tenía un olor a recién limpio, sabor a café de domingo recién hecho, a cerveza entre amigos, a banco de madera con frases de Dylan o de Lennon hechas con un Bic que nunca llegaba con la punta sana a poner toda la frase.
Aire en los sueños del poquito a poco, del todos juntos, del sumar y dejar las restas para otro momento. Aire para subir a soñar en escaleras, peldaño a peldaño, que volar está muy caro y es mejor soñar de a pequeños sorbos. Hoy aquí, mañana con el empujón de un sueño un poquito más arriba, un escalón más, otro paso, quizás mañana lleguemos cerca de la gran sonrisa dibujada en esa nube. Aire entre las manos abiertas, los abrazos dispuestos, los espacios dejados para que puedas ser tú el que los ocupes. Aire en el no quiero soñar con cambiar el mundo a patadas, sino a pequeñas caricias, de persona en persona, de mano en mano.
Veia alejarse Sevilla y pensaba en aire. En caminos abiertos. Veia alejarse Sevilla y pensaba que merecía la pena.
Aire, soñé por unos días que era aire.
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