el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
clavado en una cruz y escarnecido;
muéveme ver tu cuerpo tan herido;
muévenme tus afrentas y tu muerte. Muévenme en fin, tu amor,
y en tal manera
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera. No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera. (Atribuido a Santa Teresa de Ávila) http://www.poesiagt.com