Sonia sierra, matrona de ilitia se presenta

Publicado el 23 octubre 2014 por Amanda Amanda Rodriguez Sanchez


Soy Sonia Sierra, madre, mujer y mi profesión, matrona. Llegué a este mundo gracias a mi primera maternidad, que me supuso una auténtica revolución...y digo esto porque mis hijos son mis grandes maestros.Antes de trabajar como matrona desarrollaba mi profesión como enfermera de familia y de pediatría en Centros de Salud. Desde siempre me ha apasionado la relación que estableces con las personas desde la escucha, la empatía, la comprensión y el apoyo. Me formé como especialista en educación para la salud, diseñando proyectos, impartiendo charlas y talleres, con el objetivo de brindar toda la información disponible que cada una de las personas necesitamos y acompañar esos momentos.Compaginaba todo esto con mis estudios en la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid (el mundo animal me fascina) y al quedarme embarazada de mi hija decidí aplazar esta formación.Durante mi embarazo, que lo viví con mi pareja desde la más absoluta felicidad, fui consciente de las carencias que tiene el sistema, no tenía un espacio donde compartir inquietudes, emociones, el seguimiento profesional era desde al plano físico (mi matrona de referencia no hacía seguimiento de embarazo, en esa zona le correspondía al ginecólogo) y sólo pude estar con ella en la preparación al parto; éramos muchos en aquella sala, y no había tiempo suficiente para establecer diálogos o puntos de reflexión. Cuando me tocaba ir a la consulta del ginecólogo, en escasos 10 minutos me pesaban, medían la tensión arterial, escuchaban a mi bebe, hacían ecografía y poco másDurante ese tiempo, nadie me había preguntado cómo estaba, cómo me gustaría que fuese mi parto, cómo llevaba el embarazo, ni había recibido información suficiente del postparto. En el nacimiento de mi hija, no pude decidir nada, “fui buena” y me puse en manos de los profesionales que me asistían; así, acabé con una analgesia epidural que no quería (me fue imposible aguantar las contracciones en la cama sin poder moverme y con oxitocina sintética) y un sinfín de cosas más.Lo cierto es, que al encontrarme con mi hija, algo se disparó en mí, muchos miedos, inseguridades y sola!!! No había grupos de apoyo de postparto y lactancia, cada profesional me contaba una cosa diferente y los que no eran profesionales, pues también, y ahí estaba yo, con conocimientos que supuestamente tenía por mi titulación de enfermería (eso me decían) pero emocionalmente descolocadaEsa época pasó, pero no en balde, decidí empezar a prepararme como matrona... para qué??? Pues para brindar esa ayuda que no había podido tener.Después del nacimiento de mi segundo hijo y tras 5 años de mucho estudiar aprobé el acceso para realizar la especialidad; estos 2 años fueron muy difíciles!!! El hospital en el que me formé es altamente intervencionista, con todo lo que eso conllevaRecuerdo la primera vez que estuve presente en el nacimiento de un bebe, mucha gente en el paritorio y diciéndole a la mujer lo que tenía que hacer yno hacer, todo muy frío y cuando nació el bebe, unos segundos encima de su madre y luego se lo llevaron a pesar, medir...en fin, no entendía muy bien por qué se hacía todo esto y estuve a punto de abandonar mi sueño, pero recordé por qué había decidido estar allí, así que esos 2 años tiré hacia adelante como pude, principalmente gracias a la ayuda de mi familia (mis hijos y mi gran marido).No todo fue malo durante ese tiempo, también encontré matronas maravillosas que trabajaban muy bien, desde el respeto, procurando intimidad y proporcionando soporte a la mujer y a su pareja, dando a la mujer el protagonismo de su parto y del nacimiento de su bebe, escuchándoles y sobre todo ACOMPAÑÁNDOLES!!!Porque el acompañamiento es la base de nuestra profesión, acompañamiento que ofrecemos las matronas dependiendo de lo que cada mujer necesite. Las matronas nos formamos para eso!!! Y para eso me estaba formando yo, como muchas de mis compañeras.Tras acabar la especialidad, decidí conocer cómo trabajaban las matronas en la asistencia del parto en casa (necesitaba conocerlo, sólo conocía el ámbito hospitalario y durante mi formación no tuve oportunidad), así que estuve en un equipo durante más de un año aprendiendo otra parte más de nuestra profesión. Aunque en España el parto domiciliario sea una opción minoritaria, en otros países vecinos es una opción real, segura y normalizada. Ese primer nacimiento en casa me dejó fascinada, el poder de aquella mujer pariendo a su bebe y ese bebe que sabía perfectamente lo que tenía que hacer para nacer y adaptarse al medio extrauterinoMe sentía completamente llena de oxitocina, “en mi mundo”, maravillada y llena de alegría. Porque las mujeres somos muy poderosas, pero en este sistema a veces se olvida.Mientras tanto continué mi formación (porque las matronas nunca dejamos de formarnos) y en uno de esos cursos conocí a Amanda. Empezamos a hablar y surgió una relación muy especial, primero un proyecto laboral cargado de ilusión y mucho amor y después una gran amistad. En ese momento hacía pocos meses que había iniciado un proyecto (Aquamatronas) de manera individualizada e independiente que me permite aprender todavía más con las mujeres y disfrutar todavía más con mi trabajo. La relación que establecemos, las emociones que compartimos en grupo, reflexiones que surgen, es decir, hacemos una tribu de mujeres en la que yo soy una más...y eso me encanta!!!Porque las matronas trabajamos con las mujeres, para las mujeres y entre mujeres.
Ahora, he renunciado a mi contrato en hospital y me embarco por completo en este proyecto...así nace Ilitia, mujer y maternidad!!!