Decir algo nuevo de “Sonrisas y lágrimas” es algo que se presenta como imposible. Además, son muchos quienes recuerdan cada una de sus secuencias y serían capaces de repetir sus diálogos o cantar sus canciones sin dificultad. Es una de esas películas con las que han crecido muchas generaciones y con la que algunos María quizá han aprendido hasta las notas musicales. Sin ser una gran película desde el punto de vista cinematográfico, el público la acogió desde el principio con entusiasmo, a la par que la crítica la tildaba de sensiblera y manipuladora de emociones. Por un lado tenemos la historia de la familia Trapp y de su patriotismo en una Austria ocupada por los nazis, y por otro la de una mujer que busca su lugar en el mundo y que pasa del recogimiento del convento a la algarabía de una casa llena de niños.
Recordamos cómo la película se abre con un travelling aéreo sobre las verdes praderas austriacas por las que corre y canta sor María, mientras las campanas de la Abadía llaman a la oración. La joven novicia se nos presenta como un espíritu vitalista y alegre al que le cuesta, aunque lo intenta, guardar las reglas y el horario de la comunidad… y al que le gusta cantar y sentir la alegría de vivir. Conocemos también el buen juicio de la Madre Abadesa y la acogida que los siete hijos del Capitán Von Trapp dispensan a María… y cómo la película da un tremendo giro dramático cuando los nazis entran en escena, para asistir finalmente a esa épica fuga tras el concurso musical y terminar atravesando la frontera en busca de libertad.
La Naturaleza como ámbito en que los personajes tratan de expansionarse y sentirse libres: lo necesitaba la novicia dubitativa, se lo enseñó a los niños vestidos con ropa de recreo, y al final de la historia vuelve a ser el marco para el inicio de una nueva vida en libertad. Pero vemos que primeramente se trata de una libertad interior, que debe ser alcanzada por una mujer que no sabe cómo encontrar la felicidad que su corazón ansía, lo mismo que le sucede a un Capitán atenazado por el dolor tras la pérdida de su mujer, y también a esos pequeños sometidos a la disciplina a golpe de silbato. Cada uno de los protagonistas de 'Sonrisas y lágrimas' debe recorrer en primer lugar su camino de liberación interior –cada cual con su edad–, antes de disponerse a la fuga, cuando los nazis amenacen con someter al cabeza de familia. Llegado ese momento, entonces ya estarán preparados para los riesgos de la partida, y ya podrán alcanzar esa otra libertad, más de tipo socio-político… pero igualmente necesaria para dignificar a la persona.
Por eso, por encima de las circunstancias geo-políticas concretas, Robert Wise nos habla de la actitud vital liberalizadora de no tener miedo al pasado ni al futuro, de ser uno mismo para saber qué debe hacer con la vida. Ni los muros del convento pueden convertirse en refugio para un alma insegura o ser cárcel para sus inquilinas, ni el peso del dolor debe enterrar a los vivos y arrastrarles al desencanto. Valentía y coraje para superar un estado de sinsentido de la vida y para no temer el riesgo que entrañan los afectos, para superar la guerra fría o la tensión abierta con la llegada de los nazis a Salzburgo. Unas dualidades que se repiten al estudiar las mismas canciones, pues si para el capitán suponen una mirada nostálgica a un pasado que se quiere olvidar, para sus hijos hablan de un jovial horizonte que el futuro les ofrece de la mano de su nueva niñera.
Sin duda, Wise no pretende hacer esas reflexiones existenciales sino únicamente que disfrutemos de los buenos sentimientos y de las canciones de esta troupe familiar, pero pienso que algo de lo comentado está presente en la cinta. Porque estamos ante contrapuntos de una película entrañable donde hay muchas sonrisas y lágrimas de emoción, siempre con una puesta en escena kitsch y una mirada que intencionadamente se aleja de la realidad. Con ella, Julie Andrews enamoró a todos los espectadores por su elegancia, simpatía y belleza, unos niños deliciosos resultaban tan adorables para unos como excesivamente relamidos para otros, y todos disfrutamos de unas sencillas y melodiosas canciones que hay que escuchar en inglés aunque su letra triunfó también en castellano. La película optó a siete Oscar® de los que ganó cinco, entre ellos el de mejor película y director.
En las imágenes: Fotogramas de 'Sonrisas y lágrimas' – Copyright © 1965 Robert Wise Productions y Twentieth Century-Fox Film Corporation. Todos los derechos reservados.