Hoy estaba destemplada y me apetecía una sopita caliente reconstituyente, así que, os traigo un ejemplo emblemático del país vecino, Francia.
En el siglo XVIII estaba considerado como un plato humilde y popular, pero ahora es un plato digno de cualquier mesa y no hay bistro que no lo ofrezca en su menú. Justamente, mi marido, Luis, me recordaba hoy al comer la sopa el bistro parisino cerca del museo D'Orsay donde la degustamos hace años.
Requiere de una cocción prolongada de las cebollas en mantequilla, pero yo la he adaptado, suprimiendo tanto la larga cocción como la deliciosa mantequilla. Mi receta es una sopa de cebolla española, con aceite de oliva y ajo. Bon appetit!
Para 4 personas:
- 800 g de cebollas
- 1 diente de ajo
- 1 hoja de laurel
- 1 vasito de vino blanco (y otro para la cocinera)
- 1 L de caldo de pollo
- 2 cucharadas de aceite de oliva virgen
- 8 rebanadas de pan de baguete
- 100 g de queso emmental rallado (o manchego rallado)
- sal y pimienta
Se pone en una sartén grande el aceite de oliva y se sofríen a fuego no muy alto las cebollas cortadas en juliana y el ajo picado.
Se mantiene la cebolla pochando durante 20-30 minutos. Se agrega el vino blanco y la hoja de laurel y se sube el fuego para que se evapore el alcohol.
Cuando el alcohol se ha evaporado y ha reducido el vino, se agrega el caldo de pollo y se deja que hierva la sopa durante otros 20-30 minutos.
Se tuesta el pan y se agrega la sopa a un bol (refractario si lo vais a meter en el horno). Se disponen encima un par o tres de rebanadas de pan tostado y se espolvorea con el pan rallado.
Yo no las metí en el horno, lo que hice fue poner un plato encima del bol para que conservara el calor y se fundiera el queso.
Se sirve inmediatamente con un poco de cebollino picado por encima.