Sor María Ana, el Ángel de Cuba.

Por Santos

Pregunta: Hola, por lo que leo, usted es de Cuba. Tal vez pueda informarme sobre Sor Mariana de Jesús, el Ángel de Cuba, si es beata o no.
Respuesta: Hola. Sí,soy de Cuba, aunque no vivo allí (afortunadamente, por otro lado). Me haces una pregunta interesante, hace tiempo pensaba buscar algo sobre esta mujer, llamada popularmente así, como dices “el Ángel de Cuba”. Poco he podido recopilar de ella, pero ahí te va:
Sor María Ana (no Mariana, como recogen algunos) nació el 11 de junio de 1882, en plena Habana Vieja, en la calle Cuba. Desde niña le llamaban “angelita”. Tuvo varios hermanos, dos de ellas religiosas de la Preciosísima Sangre, también en la Habana (conocí un sacerdote franciscano que conoció a una de ellas). María Ana quedó huérfana de madre a los cinco años, y desde entonces, según testimonio de sus hermanas, se aferró a la devoción mariana que nunca abandonaría. Estudió en el Colegio del Apostolado, donde también nació y creció su devoción por San Francisco de Asís. A los 17 años partió a España, a entrar al convento de las Madres Capuchinas de Plasencia, con las que había tenido correspondencia epistolar, y que habían clarificado su vocación.
Pocos años duró su vida religiosa, pues moriría a los 22 años, el 9 de agosto de 1904, pero dejó una estela clarísima de santidad, manifestada sobre todo en penitencias y varias gracias místicas que, sin embargo, y paradójicamente, han sido la causa del estancamiento de su proceso de beatificación. De su integridad de vida y virtudes no hay nada que decir, de hecho está considerada “Sierva de Dios”, que no es mucho, pero no es poco. Con respecto a sus gracias místicas, hay que hacer alusión a una imagen aún venerada en el convento de las Capuchinas: El Niño Jesús “el Cubanito”, una imagen que sor María Ana trajo a España desde Cuba, y fue regalo de su cuñado. Se decía que el Niño "se escapaba de donde había sido guardado para dormir con Sor María", que "desaparecía y aparecía con ella", que "tenía los brazos juntos, hasta un día en que levantó un brazo para bendecir y así se le quedó", y otras varias situaciones extrañas, pero el fenómeno más controvertido fue que sor María Ana lactaba al Niño y más de una vez fue vista por otras religiosas. ¿Engaño de la religiosa? ¿enajenación mental? ¿maternidad frustrada? ¿gracia mística? No sabemos y puede haber tantas respuestas como puntos de vista. Ante este tipo de fenómenos, es bastante normal que el proceso haya sido detenido enseguida. Hoy, con ayuda de la psicología quizás pueda aclararse algo de esto (y digo “quizás”, porque tampoco la psicología es infalible y tiene sus límites). Actualmente este Niño Cubanito, ha dado nombre a una asociación belenista, pero como eso no nos ocupa aquí, lo dejamos.
Una conclusión (al menos una) podemos sacar y es que en estas cosas de la santidad y las vidas heroicas, las manifestaciones no habituales o místicas son más impedimento que ayuda a la hora de un proceso. Los procesos de canonización de los místicos son los más arduos, largos y complicados, por la importancia que da la Iglesia a estos acontecimientos, a su origen, motivos y frutos. Sor María Ana, ahí ha quedado por ello, y es una pena, la verdad.