El mascarpone es un queso cremoso italiano que se utiliza mucho en repostería. Es famoso por ser uno de los ingredientes principales del tiramisú. Y es sin duda mi preferido. Ya os hablé de él cuando publiqué la tarta de mascarpone. Si tuviese que quedarme con una tarta de queso, eligiría sin duda esa. Nunca me cansaré de su magnífico sabor. De hecho, en mi casa sólo dura unas horas. Así que tenía ganas de probar nuevas recetas con este queso. Y fue en el viaje a Florencia que realicé esta primavera cuando me quedó claro. Allí probé un sorbete de mascarpone cremoso y a la vez refrescante que me cautivó. Por ello me propuse hacerlo en cuanto llegase a casa. Al final he tardado unos mesecillos, pero el resultado ha sido increíble y bastante parecido al que probé allí, con un sabor muy genuino a mascarpone. Si sois fans de este queso como yo os encantará esta receta!!
♥ Ingredientes:
- 250 gr. de queso mascarpone
- 300 ml. de agua
- medio limón
- 100 gr. de azúcar
En un cazo llevamos a ebullición el agua, el azúcar y la cáscara del medio limón. A continuación, dejamos enfriar el almíbar resultante y exprimimos el limón. Diluimos el mascarpone en el almíbar suavemente y añadimos una cucharada de zumo de limón. Echamos el líquido en la heladera. El sorbete deberá mantecarse en unos 40 minutos. Si pasado ese tiempo no se ha conseguido la consistencia deseada, debe meterse en el congelador. Un par de horas serán más que suficientes.
El sorbete puede conservarse bien durante unos días en el congelador, aunque su sabor y consistencia son mucho mejores si se consume en el día.
Puede acompañarse de frutos rojos, galletas o frutos secos. Yo le eché unas nueces que tenía en casa y resultó una combinación excelente.
Espero que os guste! ;)