Sí. Un santo es un personaje extraño en una serie. Por eso se evita el mencionarlos, pues los productores temen resultar "poco correctos", lo que quiere decir: demasiado moralizantes para un mundo que rehúye el compromiso ético, o demasiado elevados para unas tramas pegadas a ras de suelo.
Por eso me gustó mucho una escena de la 5ª temporada de Lost (Perdidos) en la que un personaje ensalza la figura del Apóstol Tomás, cuya fiesta celebramos hoy. Ante un desconcertado e incrédulo Jack Shephard, Benajmin Linus rememora su figura. Afirma que todo el mundo le conoce por su falta de Fe: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos, no creeré». Sin embargo, mucho antes de esa escena, Tomás mantuvo una actitud valiente cuando el resto de los Apóstoles se mostraba acobardado. Cuando Lázaro ha muerto, y Jesús anuncia su intención de ir a Jerusalén, los discípulos se resisten a esa decisión, porque saben que los judíos lo esperan para apedrearlo. Es entonces cuando suena la ardiente frase de Tomás: "Vayamos también nosotros, para que muramos con Él".
Esta reflexión la escuchamos en la serie en labios de Benjamin, y en un escenario muy significativo. Están en una iglesia, y allí las dudas de Jack se nos muestran como una incapacidad para creer. Y, además, están junto a la copia de un famosísimo cuadro: "La incredulidad de Santo Tomás" (el que encabeza este post), donde Caravaggio plasmó el instante supremo en el que el atormentado discípulo metió sus dedos en el costado abierto de Jesús.
Una escena (dura 1 minuto) muy apropiada para hoy. Por la respetuosa referencia bíblica, por el ajustado simbolismo entre aceptación de la fe y descubrimiento de la verdad..., y porque es una delicia encontrarse perlas como ésta en una serie mítica como Perdidos. ¡Ah! Y por la fiesta que celebramos hoy...
Espero que os guste.