El tratamiento de la crítica en una Revolución no es un problema menor, se podría decir que la calidad de la crítica es reflejo de la calidad de la Revolución.
La aceptación de la crítica, la comprensión de su necesidad en la búsqueda de la verdad, considerarla y tratarla como un pilar fundamental para la evolución del proceso, son condiciones indispensables para la sanidad de la Revolución. Al morir la crítica, junto a ella la Revolución se marchita, pierde la capacidad de avanzar, se transforma en un sistema agotado, sin alma, en una parodia de lo que prometía ser.
El tratamiento de la crítica tiene profundas raíces ideológicas. En el capitalismo, un sistema basado en la competencia, en la guerra de todos contra todos, la crítica es sinónimo de ataque, de zancadilla, de mala intención, es pilar de la competencia. La crítica desciende a las clases dominadas, a la pequeña oligarquía, a los marginales, a los obreros, como combustible de la discordia, de la desunión. Esta actitud frente a la crítica es un factor principalísimo para la dominación de la burguesía.
En la Revolución, en el Socialismo, un sistema de hermandad, de relación amorosa, la crítica, la discusión crítica, es instrumento donde se fragua la aproximación a la verdad. Se evalúa la adecuación del pensamiento, de los conceptos, con la realidad. Mediante ella se corrigen rumbos, se profundizan aciertos.
Las Revoluciones cuyos dirigentes han sucumbido frente a la tentación de aplastar la crítica, todas han terminado en fracaso. En la Unión Soviética se persiguió a la disidencia con saña, el estalinismo es una página nefasta en la historia de la revolución universal.
Otros procesos revolucionarios han sido crueles en el manejo de la crítica, de las discrepancias, y han terminado devorando a sus hijos: a Lenin lo acusó Kerensky de ser agente alemán, a Rosa Luxemburgo la asesinaron sus antiguos compañeros socialdemócratas, a Roque Dalton le quitaron la vida de crueles puñaladas.
Al contrario, la Revolución Cubana dio muestra al mundo de frescura en el tratamiento de la crítica. El Che Guevara dictó cátedra de respeto por las discrepancias, hasta fundó una revista para discutir sus ideas donde tenían cabida, lugar privilegiado, los conceptos de sus adversarios. Y podemos asegurar que la permanencia de aquella Revolución depende mucho de la calidad de ese gran debate.
Aquí entre nosotros, el Comandante Chávez fue ejemplo del manejo de la crítica, él mismo era su más duro cuestionador, esa actitud era muestra de su grandeza y motor de su evolución, de su aprendizaje, hasta hacerse un gigante, un Líder Revolucionario.
Es así, en estos momentos cruciales y difíciles para la Revolución Chavista, es muy importante la crítica, sólo con ella se podrá construir una respuesta certera a la agresión. Sin ella sólo podremos dar tumbos, mordernos la cola. Ahora más que nunca cobra vigencia la consigna Irreverencia y Lealtad.
Ojalá la Revolución rectifique y abra las compuertas a los argumentos, y deje atrás la descalificación y las acusaciones perversas, ligeras, que aniquilan la crítica y exponen irresponsablemente la integridad de los revolucionarios.
Para finalizar, diremos que estamos conscientes de que la sospecha conduce a la represión. Sabemos los riesgos que corre la crítica. Sin embargo, asumimos responsablemente todo lo que hemos dicho en estos textos, ratificamos nuestras opiniones, allí están recopiladas en nuestras páginas de Internet http://www.elaradoyelmar.tv /www.elaradoyelmar.blogspot.com y en Aporrea.
Seguiremos, como lo hemos hecho desde hace casi sesenta años, cumpliendo con el deber de todo revolucionario: hacer la Revolución. Y qué es la Revolución sino un proceso total e infinito de crítica, es la crítica más importante y más radical que se puede plantear la humanidad. Quien no corre los riesgos de criticar, quien se refugia en la comodidad de la aprobación automática, obtendrá lisonjas, canonjías, pero no será revolucionario.
¡Ni fascismo ni conciliación!
¡Viva Chávez y su legado original: el Socialismo!