Soul Surfer relata la historia real de Bethany Hamilton, una adolescente surfista hawaiana. Desde niña ha vivido dentro del agua, el surf era su pasión, su vida, hasta que un día un tiburón la atacó, arrancándole el brazo izquierdo y robándole sus sueños. Si quiere volver a surfear tendrá que ser fuerte y vencer la ausencia de su brazo.
Cuando decidí verla ya me imaginaba que me iba a emocionar. No suelo ver este tipo de película por esa misma razón pero Soul Surfer me parecía una historia diferente y sobre todo muy humana. Hay dos cosas que recuerdo perfectamente de ella: sus preciosas imágenes de surfistas montando olas en medio de las increíbles playas hawaianas, y el momento cumbre de la tragedia que sin ser demasiado duro me dejó temblando y emocionada.
El peso de este film recae, sin duda, en la historia en sí y en cómo es representada. A mí me ha gustado, no es de ese tipo de películas que desde los primeros minutos se vuelve lacrimógena, ese no es el objetivo de la historia, sino de demostrar como una
Soul Surfer es una película que te hace reflexionar sobre como cada uno viviría una experiencia así, si tendríamos la fuerza suficiente para luchar y seguir adelante. El hecho de que esté basada en una historia real –durante los créditos finales salen imágenes de la verdadera Bethany Hamilton- la hace mucho más emotiva y creíble.